El calamar fresco es un manjar que ahora está de temporada. | Toni Planells

El calamar, si juega, lo hace a baja temperatura. No le gusta el calor y busca las aguas más frías en los fondos marinos. Esta es la razón por la que la temporada pesca de este cefalópodo se encuentra en los meses invernales, cuando la temperatura del mar alcanza su temperatura más baja. «Desde noviembre hasta finales de febrero es cuando más hay», explicaba David Planells en Pescados Vicente, en el Mercat Nou, que reconocía que, «como este año ha sido tan caluroso, se ha retrasado un poco. En cuanto tienen calor se esconden».

Este año se ha retrasado la llegada del calamar. Foto: Toni P.

Joan y Eulària curioseaban entre los calamares del puesto del mercado decidiéndose al final por la sepia. Frotando los dedos y torciendo la cabeza argumentaban la razón por la que renunciaron al calamar. «Nos encanta a la plancha, con picadillo», explicaba Joan mientras Eulària apuntaba que «lo que pasa es que, el calamar no se puede comprar cada día. Así que lo que nos llevamos hoy es una sepia para la paella del domingo».

Y es que el precio del calamar oscila entre los 22 y los 26 euros el kilo, según su tamaño. «Es más caro cuanto más grande es el ejemplar», matizaba Planells, quien también apuntaba a que este precio se refiere a los ejemplares pescados con redes de arrastre. El calamar capturado con el arte más artesanal y tradicional, «potera», alcanza los 36 euros el kilo. Un arte en el que se pescan los ejemplares de manera manual, sin que su carne sufra los rozamientos y desgaste debidos a la presión de las redes de arrastre: «De esta manera, el calamar queda más entero y con la carne más dura», precisaba Planells. El aspecto de los ejemplares en las estanterías de la pescadería evidencia claramente la diferencia. «A mí me gusta más el de arrastre, tiene la carne más blanda, con los nervios más rotos. Pero eso es cuestión de gustos».

Ahora es buena época para comprar calamar. Foto: Toni P.

El arte de la pesca artesanal, con potera, no es el que más surte a las pescaderías, tal como apunta María, de Pescados Vicente, «lo más habitual es ir a pescarlo de manera particular, en la cofradía creo que solo hay unos dos o tres llaüts que pescan con potera».