Sobre la denuncia presentada por los vecinos de sa Llavanera contra Ruiz en la Oficina Anticorrupción de Baleares, Armengol hizo una encendida defensa de su compañero de partido: «Puedo decir muy claro que no hay ninguna desidia por parte del Ayuntamiento de Ibiza sino todo lo contrario. Hay un esfuerzo enorme por arreglar un problema que lleva mucho tiempo y que depende de una infraestructura que está haciendo el Ministerio de Transición Energética».
La presidenta afirmó que el Govern, responsable de la actual depuradora, es «consciente» de los problemas de esta infraestructura y explicó que, en breve, se adjudicarán obras de mejora con un presupuesto de 1,2 millones de euros. Sin embargo, añadió que «el Consell tiene temas patrimoniales y unas cuestiones que resolver» para que el ministerio pueda avanzar en los trabajos de la nueva depuradora. «Ha de acelerar», afirmó, «para hacer posible el cumplimiento de las obras».
Armengol insistió en responsabilizar a la institución insular al afirmar que el Govern «ha hecho las inversiones» y «el ministerio está haciendo la depuradora». Una obra que «tiene una serie de problemas» por «desniveles complicados»y por «unos temas de patrimonio».
La respuesta de Francina Armengol tiene poco que ver con la que ofreció Rafa Ruiz recientemente a Periódico de Ibiza y Formentera al ser preguntado por la denuncia presentada en su contra por los vecinos de sa Llavanera. Ruiz aseguró entonces que los retrasos en la construcción de la nueva depuradora son consecuencia de que se cambiaron «los trazados». «Alguien», dijo el alcalde, había solicitado esta modificación, aunque no pudo aclarar quién o qué administración. «Se está haciendo todo lo posible por agilizar las obras», explicó el primer edil, «pero los retrasos vienen porque se cambiaron los trazados. ¿A instancias de quién? No fue por Vila».
En la misma conversación, Rafa Ruiz culpó también a municipios como Santa Eulària de los problemas que genera la depuradora en Ibiza ciudad. En este sentido, recordó que el cierre de la depuradora de Santa Gertrudis provocó que las aguas de este núcleo urbano fueran a parar a la de Vila.
El alcalde, de cualquier manera, dijo tener «la conciencia muy tranquila» ante la denuncia presentada por los vecinos de sa Llavanera, que consideran que el Ayuntamiento está actuando con desidia frente a los graves vertidos. Algo que no ha hecho en el caso del Matadero insular, al que le ha abierto un expediente sancionador tras dos vertidos de agua con sangre que llegaron a parte
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