Un instante de la reunión entre Negueruela y los representantes de la Fehif el martes 15 de febrero. | Daniel Espinosa

Los hoteleros salieron sonrientes el martes de la semana pasada de la reunión con el conseller de Turismo, Iago Negueruela. Parecía que habían hecho las paces tras el enfado por la aprobación sin previo aviso del decreto ley para la sostenibilidad y la circularidad del turismo en Baleares.

Salvo por la moratoria de plazas turísticas, sobre la que no se pronunciaron, parecía que se hubiera llegado a un término medio en todos los «ejes» de la norma. Sin embargo la paz y la entente ha durado, justo, una semana.

La Federación Hotelera de Ibiza y Formentera (Fehif) hizo pública ayer una carta al conseller balear de Turismo, en la que acusan al Govern de actuar de manera «contraria a la libertad de empresa» entre otras críticas a la norma aprobada el viernes 11 de febrero.

Consideran que la aprobación de la norma responde más «a las necesidades de la agenda política» que al «interés de consenso». Le señalan a Negueruela que los políticos, los funcionarios, los movimientos sociales o los sindicatos «pueden opinar, pero no imponer sus criterios acerca de cómo se han de ejercer los negocios con ratios y restricciones teóricas y apriorísticas», dice el texto en referencia a la congelación de plazas turísticas.

Manifiestan expresamente su discrepancia y sorpresa por el bloqueo de plazas que consideran «propagandístico e inoportuno después de dos años de pandemia, que no permite proyectos y planeamientos nuevos que nos refuercen como destino».

Excesiva burocracia

La Fehif se queja de que la norma impone nuevas cargas burocráticas a las empresas hoteleras cuando ya son muy numerosos los registros, libros de control y planes que deben mantener al día para que la administración pueda hacer un seguimiento de su actividad.

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«Estos trabajos nos convierten en escribanos que deben cumplimentar escrupulosamente múltiples formularios. Debemos ser adaptables y flexibles para seguir la evolución de los cambiantes mercados, de nuestros clientes y conseguir prosperidad para nuestro entorno», reclaman.

Piden por ello que se priorice la simplificación administrativa en la norma que obliga a todos los establecimientos turísticos a tener un Plan de Circularidad.

Otro aspecto que critican es «la imposición de una reducción del 5% de plazas para los establecimientos que quieran modernizarse», algo que consideran que «es un freno» para que una parte de la planta hotelera acometa inversiones y se modernice.

Este requisito parece, según lo hoteleros, que quiera fomentar exclusivamente las subidas de categoría y se preguntan «¿por qué un hotel de tres estrellas no puede ser un mejor hotel de tres estrellas?».

ITS

En el texto reclaman, como ya se hizo durante las conversaciones con el Govern sobre la norma, que la implantación del Plan de Circularidad se financie anualmente con el Impuesto de Turismo Sostenible (ITS), dado que este uso se correspondería con el fin establecido para el impuesto.

También solicitan que se bonifiquen los pagos del ITS a aquellos establecimientos que adelanten el calendario propuesto de ejecución de inversiones en calderas y camas elevables.