En él participaron dos grupos prolongándose durante toda la mañana. El primero trabajó con el conocido artista desde las 09.30 a las 11.30 horas y el segundo de 12.00 a 13.45 horas. Fueron horas muy intensas, de mucho trabajo, pero también muy divertidas viendo las caras de los niños y niñas mientras lo realizaban y cuando, al final del mismo, se pudieron llevar a casa una camiseta personalizada realizada por ellos mismos.
El hecho de llevarse su trabajo fue el punto culminante de un taller ideado por el propio Josh. «Todo parte del proyecto Medusa Festival con el que pintamos murales en centros educativos del municipio de Sant Josep, para complementarlo y que los chicos se sientan partícipes de la actividad, y por eso pensé que tal vez sería muy buena idea que aprendieran a usar el spray pintando camisetas que luego pueden lucir con sus amigos o amigas», explicó ayer el grafitero a Periódico de Ibiza y Formentera en la pausa entre ambos grupos.
De hecho, Josh pone todo el material para que los niños trabajen, desde la camiseta blanca hasta las herramientas especiales que se emplean para cortar las plantillas, pasando por supuesto por los sprays, en este caso con 14 colores para poder elegir. Después, la imaginación, el trabajo y la habilidad es cosa de los pequeños.
Un proceso muy entretenido
Todo comienza cuando el artista propone varios diseños para escoger. Los había muy diversos pero todos muy originales y con toques urbano como por ejemplo el logotipo de Spiderman con su característica tela de araña, un símbolo de paz y amor con una tipografía inspirada en la Ibiza de los años 80, una calavera muy parecida a de la película de animación Pesadilla antes de Navidad de Tim Burton o, incluso, una silueta de un skater haciendo un espectácular ollie.
Una vez escogido el diseño comenzó la fase que, según Hosh, es la más importante y de la que depende directamente el resultado final. Se trata de recortar con la mayor precisión posible las plantillas que luego se colocarán sobre la camiseta para aplicar el spray. Afortunadamente, gracias a las expertas explicaciones del artista y a la pericia de los participantes este paso se superó con mucha soltura.
Tras conseguirlo fue el momento de aplicar la pintura. Aquí jugó la imaginación y la creatividad de cada cual ya que mientras unos apostaban por un solo color otros se atrevieron incluso a dar un paso más empleando difuminados o mezclando varias tonalidades, consiguiendo resultados sorprendentes y realmente profesionales.
Finalmente, se pusieron las camisetas a secar y a los pocos minutos, las enormes sonrisa que dejaban entrever las mascarillas delataban que el objetivo se había cumplido. «Creo que es una actividad muy completa, en la que se combina la creatividad, la imaginación o el trabajo manual con la diversión y el aprendizaje de conceptos que luego les pueden ser muy útiles dentro de unos años como la diferencia entre negativo y positivo o el trabajo en equipo ayudándose unos a otros», concluyó Hosh.
El apunte
Espectacular mural en una de las fachadas del centro
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