—¿Esperaba asumir el cargo?
—Esa era una posibilidad que existía, y que ha ido tomando forma, especialmente en los últimos meses. La cartera de Medio Ambiente y el cargo de diputado son dos grandes responsabilidades y lo más conveniente es así.
—El cuidado del medio ambiente es de vital importancia en cualquier territorio, aún mucho más en un territorio tan frágil y pequeño y que, además, vive de su entorno natural…
—Efectivamente es así. Por fortuna cada vez somos más visitados y los turistas quieren conocer hasta el último rincón de nuestra isla, lo cual implica una gran responsabilidad, por una parte para ofrecer siempre nuestra mejor cara y por otra, para evitar la degradación del medio ambiente.
El estado de nuestro entorno natural es la envidia de muchos otros territorios, lo que todavía nos exige más. La naturaleza nos ha premiado con este paraíso idílico que debemos conservar para las próximas generaciones.
—Estamos en la recta final de la redacción del reglamento de usos de s'estany des Peix. ¿Qué va a definir ese reglamento?
—Dos puntos básicos, por una parte el criterio de adjudicación de las 285 embarcaciones que podrán hacer uso de este lago natural en los fondeos ecológicos y los pantalanes que se instalarán y por otra parte el funcionamiento de las instalaciones.
—¿Por qué es necesario un reglamento para el estany des peix?
—Forma parte del Parque Natural de ses Salines, tiene un altísimo valor ecológico y medioambiental, hay multitud de ecosistemas en sus aguas y en el litoral, hay especies protegidas y se encuentra en un momento de preocupante degradación con más de 500 embarcaciones fondeadas sin ningún tipo de control.
Esta regulación persigue parar la degradación y devolver s'estany a su estado natural. Hace 40 años en el lago había 30 barcos, lo que pasa hoy en día es insostenible, se ha degradado muy rápidamente.
—El lago alberga también actividades económicas como los charters náuticos de alquiler, que usted ya ha dicho que no tienen cabida en el lago. ¿Hay una alternativa para estos negocios?
—El Plan Rector de Usos del Parque Natural de Ibiza y Formentera reconoce como actividades autorizables, el buceo y poca cosa más, por tanto no caben este tipo de actividades. Como en todos estos años nadie ha puesto ninguna pega, la situación se ha ido alargando.
Por otra parte, la realidad es que existe un mercado de alquiler de embarcaciones y como institución estamos trabajando en una alternativa para que estos negocios puedan continuar con su actividad de manera reglada.
Debemos pensar en el futuro y va a seguir habiendo demanda por parte de residentes que quieren tener su barco y debemos buscar soluciones a largo plazo, pero que en ningún caso pasen por malmeter un entorno tan frágil como el lago.
—La nueva contrata de la recogida de residuos es otro de los temas enquistados. Después varias prórrogas ahora llega el momento de firmar una nueva. ¿En qué va a cambiar la recogida de residuos?
—Vamos a actualizar el servicio, la población ha crecido, hay nuevos puntos de recogida, nuevas necesidades, la maquinaria ha ido envejeciendo y debemos ponernos al día.
Crecerá el número de personal del servicio y aumentarán las frecuencias de recogida, se implantará la fracción orgánica, se mejorará la limpieza de las playas y el litoral y quizá uno de los aspectos más importantes es la renovación de vehículos y maquinaria, con una clara apuesta por la movilidad eléctrica que la haga más sostenible.
El nuevo contrato debe ser más flexible, adaptándose a la realidad de la Formentera actual y la del futuro.
—El civismo también influye…
—Es fundamental, en Formentera el nivel de concienciación es muy alto, aunque nos siguen llegando casos de un terrible incivismo. A veces tenemos la sensación de que el sistema no funciona bien, cuando vemos el entorno de los contenedores lleno de bolsas y luego abres el contenedor y está vacío. El contrato de residuos no contempla el incivismo y en este sentido debemos exigir al adjudicatario que invierta en divulgación y concienciación. Podemos montar el mejor sistema de recogida, pero si el usuario no participa, no funcionará.
—El próximo 31 de diciembre finalizan las concesiones de los ocho quioscos de playa y si la Demarcación de Costas no dice lo contrario, estos deberán ser desmontados. ¿Cómo está este asunto?
—La autorización que tiene el Consell finaliza este año, se otorgó en 2013 para un periodo de ocho años y la pandemia la ha alargado hasta 2021. A finales del pasado año solicitamos una nueva autorización y Costas propuso una modificación que ajusta la realidad a la normativa y que consiste en convertir la autorización en concesión, para permitir que los quioscos sean instalaciones permanentes y no deban desmontarse. Eso nos obligó a replantear el proyecto y entregamos la nueva documentación el pasado mes de junio.
Demarcación de Costas es un organismo lento, pero confiamos en que la respuesta llegue antes de obligar a los quioscos a desmontar y todo pueda seguir con normalidad.
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