I. B.. fotografiada este miércoles. | Marcelo Sastre

Después de conocer el infierno, I.B. ha descubierto la felicidad y es algo que quiere proclamar a los cuatro vientos. Ella se ha propuesto luchar con todas sus fuerzas para acabar con el maltrato hacia la mujer.

En este 25N, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, anima a todas las víctimas de un maltrato a no callarse y denunciar.

Tiene 41 años y conoció a su ex pareja en Grecia, decidiendo ambos viajar a Ibiza para labrarse un futuro mejor. Nunca imaginó entonces que los insultos, las patadas o los tirones de pelo, formarían parte de su nueva vida. «Tuvimos una relación de 20 años, muy tóxica, con muchos malos tratos psíquicos y físicos», reconoce.

Un día de octubre del pasado año, I.B. no pudo más y se animó a dar el paso. Lo hizo también por su pequeña, a la que su padre amenazó de muerte: «Comenzó con insultos. Llevaba bebiendo desde las 11 de la mañana y nos decía de todo, que si yo venía de estar con otros, que si la niña no hacía los deberes. Ella tenía miedo porque escuchaba todo lo que él decía. Tuve que esconderla en la habitación». «Te voy a estampar la cabeza contra la pared», es un ejemplo de lo que su agresor espetaba a ambas. Ya de madrugada de ese mismo día, I.B. optó por avisar a la Guardia Civil con el firme propósito de evitar que la cosa fuera a mayores. Aquella vez no hubo agresión física pero, según explica, «en otras ocasiones me pisaba la cabeza, me daba palizas y más palizas, provocándome moratones en la cara. Me desfiguraba».

«Ellos no cambian»
«Creo que casi todas las mujeres maltratadas piensan que algún día todo va a ir a mejor, que ellos van a cambiar. Ellos no cambian. Después de la paliza no me pedía ni perdón pero acababa diciéndome que no iba a pasar más, pero claro que pasa», comenta.

Tras marcharse de casa, y durante los 13 meses en los que estuvo con su hija en una vivienda de acogida de la Oficina de la Dona de Ibiza, aprendió «muchas cosas, a valorarme a mí y a mi hija. Si no me quiero, no puedo crear un futuro para ella».

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Cuando llegó a ese piso sufría ataques de ansiedad y tenía terror de ir por la calle sola. Con el tiempo, y la inestimable ayuda de los profesionales de la Oficina de la Dona, I.B. comenzó a sentirse más segura, viviendo incluso momentos bonitos y especiales con sus otras compañeras, también víctimas de esta lacra social: «Vienen, te preguntan, están a tu lado y se interesan por si te falta algo. Te sientes muy protegida y te dan muchos ánimos y poder. Poco a poco te vas levantando y comienzas a llevar una vida normal. Sientes una seguridad que nunca habías tenido».

«Tengo que estar fuerte, seguir, estar sana y con una vida feliz para poder educar a mi hija. Tengo que pensar mucho en ella y si yo no estoy bien, ella no estará bien», insiste.

I.B. pide a todas las víctimas que «se abran más» porque el miedo impide a la gran mayoría denunciar y buscar ayuda.

20 años callada
«Te voy a matar. Te voy a cortar a trozos y no te va a encontrar nadie'. Con estas palabras, ellos crean un miedo, amenazan, y no nos damos cuenta de la realidad. Ese miedo no nos deja hablar porque yo he estado callada durante 20 años», relata esta mujer que comenzó a sufrir palizas a los 19 años y temió por su vida en innumerables ocasiones.

I.B. anima a todas las mujeres a apartar miedos, a hablar y no callarse, porque el maltrato es algo que va «de mal en peor, nunca a va mejor». «Es momento de que abran los ojos y hablen porque ellas pueden seguir adelante solas y, aunque se sientan abandonadas, no es verdad», añade esta luchadora.

Ella ha conseguido comenzar una nueva vida, asegurando que psicológicamente se encuentra muy bien «porque una mujer tiene la fuerza para salir adelante».
Tonyi Ferrer, directora de la Oficina de la Dona de Ibiza, aprovecha la conmemoración del

25N para recordar la importancia de que esta fecha no sólo se celebre hoy, sino todos los días del año, apelando para ello a la responsabilidad de todos. Ferrer reconoce la preocupación por los últimos datos registrados en la Oficina, donde el número de personas atendidas ha aumentado en el último año más de un 17%: «Puede haber un efecto rebote tras la pandemia, pero a ciencia cierta tampoco lo podemos saber. Desconocemos si es casual o si los casos van a seguir subiendo. Es un incremento que nunca habíamos tenido y esperamos que no sea una tendencia», concluye.