En este sentido, el formador destacó que las peticiones, para que este curso fuera una realidad, se multiplicaron durante el último año en la isla.
«Aquí tenemos muy arraigada la cultura del duelo. En otras regiones de España, los fallecidos se exponen en el momento. No obstante, en Ibiza, el proceso es más pausado. Tenemos más margen para crear la imagen que quieren recordar los familiares. Esta política de empresa es muy importante para nosotros», subrayó el formador.
Esta labor, según el instructor, coloca a Ibiza en el «podio» de los servicios funerarios actualmente. Sin ir más lejos, afirmó que, en la Península, los velatorios con ataúdes cerrados rondan un 20 %, mientras que en Ibiza no llega ni a un 4%. Muy pendientes a sus palabras estuvieron, durante la jornada intensiva de ayer, los ocho alumnos que forman parte de este segundo curso destinado a personas inexpertas.
Según Córdoba, al tratarse de principiantes, el taller que se impartía para profesionales se ha adaptado a un nivel de iniciación. «Es un curso bastante práctico para que la gente que no conozca este mundillo se adentre y salga de aquí con extensos conocimientos», afirmó con convicción.
Destacó que, aunque este taller no tenga la validez de un grado superior, los alumnos saldrán con unas nociones de tanatopraxia muy avanzadas por la intensidad de las jornadas: 32 horas en cuatro días. Por lo tanto, este jueves por la tarde, los ocho inscritos serán dueños de un certificado de profesionalidad de tanatopraxia.
«Con este título, podrán demostrar que han hecho práctica reales. Con los conocimientos adquiridos, pueden realizar funciones en cualquier funeraria», explicó frente a los elementos de maquillaje. Además, resaltó que esta profesión es muy «impredecible» porque nunca sabes lo que te vas a encontrar una vez accedes a la sala de tratamientos.
«Nadie es conciente de lo que le espera un día cualquiera, es un sector impredecible. No es lo mismo tener delante un fallecido por accidente de moto que una mujer de 90 años a la que se le ha paralizado el corazón», destacó mientras sus alumnas higienizaban y corregían las imperfecciones de un difunto en la sala funeraria.
Entre ellas, Lorena González. Esta catalana afincada en la isla desde 2015, trabaja en la oficinas de Pompas Fúnebres Ibiza. Se inscribió en el taller con el objetivo de mejorar la comunicación entre ambos departamentos. «Poco a poco me fue enganchando el apoyo al duelo, quería conocer el alcance que tiene la labor funeraria», destacó Lorena.
Sus compañeras, Susan y Diana, ambas ibicencas, no tenían ninguna vinculación con el proceso de la tanatopraxia antes del curso. No obstante, el interés de Diana por el estudio de la criminología y el de Susan por el de la medicina, las empujó a formar parte de este segundo curso para personas inexpertas.
4 comentarios
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... ningún apaño logrará emular siquiera el cómo estaba el difunto en vida, que es como sus allegados querrían recordarlo...
@Vilero y @pilar , que dos comentarios mas desacertados.
¿Supongo que la familia de este difunto habrá dado permiso para que "hagan prácticas"? la verdad que viendo estas cosas prefiero la incineración...imagínense el primer día de trabajo de algún aprendiz de estos...bonito va a quedar el difunto...
Que bonito y útil sería que rezen por el alma de ese difunto mientras lo preparan