Desde hace unos días está siendo, muy a su pesar, protagonista en las crónicas políticas y en los artículos de opinión de muchos medios del archipiélago. El diputado autonómico de Ciudadanos por Ibiza, Maxo Benalal Bendrihem (Madrid, 1961), se ha cansado de leer «mentiras interesadas» sobre su persona tanto por parte de periodistas como por parte del sector oficialista de su propio partido relacionadas con los presuntos cobros irregulares de dietas en el Parlamento balear y por el pulso que, junto con otros dos compañeros de grupo parlamentario, mantiene con la dirección nacional del partido por la portavocía en la Cámara autonómica. Concede esta entrevista, según asegura, para empezar a poner «los puntos sobre las íes».
—La Mesa del Parlamento autonómico le reclama la devolución de 15.000 euros por dietas cobradas, presuntamente, de forma irregular. ¿Ha cobrado alguna dieta irregularmente? ¿Los va a devolver o va a presentar alegaciones?
—El proceso de dietas en el Parlamento es muy sencillo. Un diputado no reclama una cantidad de dinero por dietas. Lo que hacemos es que, a final de mes, presentamos un formulario con nuestra agenda parlamentaria. Contabilidad coteja los datos de asistencia y paga, sin que nosotros sepamos con antelación ni siquiera lo que se va a pagar.
A principios de año salía un artículo en el Última Hora sobre las sumas elevadas que se habían cobrado por los diputados básicamente de las islas menores: Menorca, Ibiza y Formentera. Ese mismo día se convocó una reunión de la Mesa del Parlamento para discutir sobre este asunto y, también ese mismo día, por iniciativa propia mía, pido que se reintegren al Parlamento las dietas pagadas por los días que se dedican de entrada al trabajo de la Mesa, que son 21 días en 2020. Pero además, en ese documento que yo presento por registro de entrada, y repito que fue por iniciativa propia, que el Parlamento nunca me ha abierto ninguna investigación, pido a Contabilidad que se me abra un proceso de reintegro de dietas y pido que se me revisen todas las dietas desde 2019 para ver si ellos ven algo más que pueda ser irregular.
Insisto, nunca hubo expediente del Parlamento y la iniciativa de revisión de las dietas fue mía y de nadie más. De hecho el Parlamento publicó ese día una nota de prensa que confirmaba que no le constaba que hubiera habido irregularidades en el cobro de dietas. A partir de ahí Intervención me hizo una propuesta de regularización, hace más o menos cinco semanas. A esa propuesta presenté mis observaciones porque no estaba de acuerdo en una gran parte de ellas. La semana pasada, el viernes, se me informó de una nueva propuesta de reintegro de más o menos 11.000 euros suplementarios. No estoy de acuerdo con el cálculo que hace Intervención pero voy a aceptar la propuesta tal y como está.
Las dietas llevaban declarándose de la misma forma como yo lo hice desde hace 30 o 40 años. Otra cosa es que nadie, a parte de mí, pidió que se le revisen. Si se revisasen todas desde el inicio de legislatura se vería que yo no soy ni un caso único ni el que más ha cobrado. Un dato curioso es que todo esto empezó por informaciones protegidas por el reglamento de Protección de Datos y que fueron filtradas o por la Mesa o por Contabilidad.
—¿Cree que este hecho ha podido pesar para que la dirección nacional de su partido haya decidido sus suspensión de militancia, y no la de sus otros dos compañeros que votaron el cambio de portavocía de su grupo?
—Para nada. El partido me abrió expediente y decretó mi suspensión cautelar el viernes pasado. No mencionaron ni siquiera las dietas. Ayer seguro que se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y me enviaron una extensión del expediente en la que sólo hacían referencia a las dietas. Es obvio que este expediente es sólo político y nada tiene que ver con las dietas. Patricia Guasp (portavoz del grupo de Ciudadanos en el Parlamento balear), el mismo día que yo hice que se revisasen mis cuentas y se me propusiese una regularización, tuvo copia, porque yo se la di, del documento por el que yo pedía a Contabilidad que revisara mis dietas, así que no es un tema que sea nuevo, ni desconocido ni nada.
—Y ¿a qué achaca que a sus compañeros contrarios a la portavocía de Guasp no se les haya suspendido cautelarmente de militancia y a usted si?
—El partido está buscando un cabeza de turco. Están tratando de meter miedo, están tratando de hacer que los tres que hemos votado el cambio de portavocía cambiemos de opinión. Es una táctica de politiqueo como cualquier otra. Hay una cosa muy clara, ellos tienen la teoría del instigador. Me colocan a mí, y lo han dicho en la prensa, como el instigador. Así que básicamente yo subí al monte Sinaí, Dios me dio un documento, yo bajé del monte Sinaí y a los dos primeros idiotas que me encontré por ahí, que fueron Marc y Jesús (por Marc Pérez-Ribas y Jesús Méndez) les dije: «oye, firmad aquí», y eso lo presenté en el registro. Eso es una estupidez. Somos tres, todos tenemos la edad que tenemos y a ninguno nos van a lavar el cerebro. El partido sabe, porque se lo han dicho tanto Marc como Jesús, que esto no es iniciativa mía y, de hecho, desde que empezó la crisis y se empezaron las negociaciones con el partido, porque se está negociando, todas esas negociaciones las llevaron Jesús y Marc. Yo nunca me metí. Así que está claro que es una caza de brujas, en este caso de brujo, que empieza y acaba conmigo, nada más.
—¿Tan mal se estaban haciendo las cosas en el grupo parlamentario de Ciudadanos para que merezca la pena arriesgarse a un enfrentamiento con la dirección nacional?
—Esa es otra cosa de la que todo el mundo está mintiendo e inventando. La respuesta es sí. El grupo no funcionaba por la incapacidad de la portavoz, ya de entrada, de gestionar a cuatro personas. Si no puedes gestionar a cuatro personas ¿cómo vas a gestionar un partido?. La faltaba empatía y liderazgo. Había un total ninguneo de las islas menores, que no le importaban ni le importan absolutamente nada a la portavoz. Sólo atiende a Mallorca y a lo que a ella le permite salir en la foto.
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Por ejemplo en cuanto a las preguntas de control al gobierno, yo por ejemplo tengo derecho a hacer una cada más o menos seis semanas, mientras que los diputados mallorquines intervienen como mínimo una vez en todos los plenos, y a veces dos y tres veces. Además nunca, desde el inicio de la legislatura en 2019, se autorizó a un diputado de Ibiza o Menorca a registrar en un pleno una proposición no de ley, una interpelación o una moción. Siempre se han dejado para los diputados mallorquines y Patricia. Yo he propuesto varias y Patricia siempre decía: «no, no, no, esto hay que reservarlo por si tengo yo algo». Luego está el acceso a medios. Ni Menorca ni yo teníamos ningún acceso a medios. Otro tema, yo preparo una ley para el Sindic de Greuges, el grupo la aprueba, presento la ley y luego Patricia Guasp me obliga a retirarla porque el PSOE dijo que no le iba bien. También en agosto de 2019 preparé un proyecto de ley para ajustar el número de diputados de Ibiza, para que no estuviéramos en igualdad con otras islas pedí que se incrementase el número de diputados. Eso se aprobó y cuando iba a presentarlo, 24 horas antes, en septiembre de 2019, me dice Patricia que no es algo importante y que me olvide del tema.
El 27 de diciembre del año pasado, antes de que todo esto saltase, mandé un informe a la Secretaría Nacional de Ciudadanos de 16 páginas justificando el mal funcionamiento y la mala gestión del grupo por parte de Patricia Guasp y pidiendo un cambio de portavocía. El resultado fue nulo. Mandé otro informe complementario con más información en enero de 2021, y tampoco hubo reacción. Entonces, cuando el partido dice que hay canales de comunicación, que están abiertos a todos, yo me río porque no es así. El día que nos eligieron, en mayo de 2019, en una reunión que hicimos los diputados fue la primera pataleta de Patricia Guasp porque quería ser la portavoz del grupo. Yo en la campaña interna no había defendido el voto a Marc Pérez-Ribas, yo defendí el voto a Javier Pericay, pero a partir del momento en que le habían elegido mayoritariamente como cabeza de lista, para mí tenía que ser el portavoz. En enero de 2020 estuve 10 días de vacaciones en Panamá con Patricia Guasp. A la vuelta de vacaciones empezó a decirme que la cosa no funcionaba con Marc y a pedirme que hiciéramos un cambio de portavocía y le eligiéramos a ella. Hay suficiente documentación escrita entre el partido y yo para demostrar que este problema viene desde principios de legislatura.
—¿Por qué cree que la dirección nacional apostó por Patricia Guasp en detrimento del hasta entonces portavoz Marc Pérez Ribas, que llegó a ser candidato de su partido a la presidencia del Govern balear en unas primarias, es decir, con el aval de la militancia del archipiélago?
—Lo curioso es que los únicos cabezas de lista en esta historia somos Marc Pérez-Ribas, Jesús Méndez y yo. Patricia siempre se jactó de tener en Madrid valedores que le defendían con uñas dientes como Carlos Cuadrado, José María Espejo o Fernando Viñas. Siempre dijo que tenía su gente en Madrid y que le defenderían hasta la muerte.
—¿Ha habido algún acercamiento con la dirección nacional?
—La semana pasada el partido estaba tratando de llegar a un arreglo con nosotros. El jueves 13 de mayo mandaron a una persona desde Organización para discutirlo. Se les presentó una propuesta y tanto Madrid (Organización) como nosotros la aceptamos. La persona mandada por Madrid confirmó la aceptación y obtuvo el acuerdo del Secretario Nacional de Organización.
El viernes 14 por la mañana Organización nacional contactó con Marc Pérez-Ribas para asegurarse de que implementaríamos el acuerdo, que pasaba por retirar el escrito de cambio de portavoz. Pero a las 16 horas la secretaria general del partido llamó a Marc Pérez-Ribas para, básicamente, decirle que cambiaron de idea y que no había acuerdo. Esa misma noche se me abrió el expediente disciplinario.
—En caso de que finalmente el partido decidiera su expulsión, ¿abandonaría el acta de diputado o se quedaría como diputado no adscrito?
—Javier Torres (Coordinador de Ciudadanos de Ibiza) siempre dijo que él había prometido una cosa a sus electores, que sus electores le habían elegido para llevar una política de cierta forma y que la prioridad suya nunca es el partido y nunca lo será. Su prioridad es salir del trabajo de vicepresidente del Consell d'Eivissa sabiendo que ha cumplido las promesas que hizo a sus electores. Yo te voy a decir exactamente lo mismo, durante la campaña electoral yo hice promesas, promesas de llevar temas de Ibiza al Parlamento. Resulta que el partido, tanto a Ibiza como a Menorca, nos ha ninguneado y tiene una política que obviamente ha cambiado desde el momento de las elecciones, por lo menos en Baleares. Vamos hacia no sabemos dónde porque la portavoz nos lleva hacia no sabemos dónde. Nos lleva hacia un lugar que no es lo que prometimos a nuestros electores. Yo tengo dos compromisos, uno hacia el elector y otro hacia el partido. El compromiso hacia el elector pasará siempre por delante al compromiso que tenga yo hacia el partido.
—¿Se pasará al Partido Popular?
—Ni yo, ni Marc Pérez-Ribas ni Jesús Méndez hemos nunca, nunca, nunca negociado con el Partido Popular ni con ningún otro partido abandonar Ciudadanos. Nuestra opción siempre ha sido plan A Ciudadanos y plan B Ciudadanos. Este es otro tema con el que se ha intoxicado a la prensa para usarla únicamente para manchar nuestra imagen. Nosotros ni lo hemos planeado, ni está hablado, ni lo hemos negociado, ni está discutido ni está ni siquiera en la hoja de ruta.
—Dada su condición de judío y de secretario general de la Federación de Comunidades Judías de España ¿le sorprende que le ataquen por defender públicamente los ataques israelíes a la Franja de Gaza?
—Yo he escuchado por lo menos un comentario totalmente racista hacia mí en el Parlamento, y en el partido he tenido muchos ataques también sobre este tema. Incluso he pedido la apertura de un expediente en el partido. Extrañarme, no me extraña. En mi condición de judío es un tema que he vivido toda mi vida y no me extraña. La defensa que hago del derecho que tiene Israel a defenderse lo digo fuerte, lo pienso y seguiré pensándolo por mucho que se quejen en el Parlamento o en el partido.
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