El mercadillo artesanal de Sant Joan devuelve la vida al pueblo

Helene celebraba la vuelta de un mercado del que es asidua cuando está abierto. «No siempre compro algo, pero hoy quería renovar el armario de primavera y me llevo este vestido», expresa mientras muestra la tela de infinitas tonalidades de verde. Dice que echa de menos la música en vivo que solía haber, pero sabe que las restricciones obligan a tomar ciertas medidas.

De los 95 puestos que había en época precovid, la representación de artesanos se ha reducido a 30, según explicó la presidenta del colectivo que conforma el mercado, Mar Andrés. «El Ayuntamiento ha establecido el carné de artesano como requisito número uno, y en segundo lugar, que los puestos sean únicos, con producto local y que los participantes sean residentes en Sant Joan o que únicamente acudan a vender a este mercado. Se trata de ayudar a todo el mundo», indicó.

Mar agradeció al alcalde, Antoni Marí ‘Carraca', el haber permitido la vuelta de la actividad del mercado, controlado permanentemente por dos personas de seguridad para vigilar el aforo y el respeto a las medidas sanitarias. Como ya es habitual, otro equipo de personas controla el aparcamiento de vehículos para evitar problemas de circulación.

La novedad de esta reapertura es la sección de arte, con las esculturas de material reciclado de Gallizia Chevere, que adornan varios enclaves de la isla. El encanto de Sant Joan es lo que ha llevado a este taller familiar a iniciar su andadura en Sant Joan. Un mercado con un encanto especial que vuelve a la vida y devuelve la vida al pueblo durante los domingos.