Imagen de la reunión del presidente y los alcaldes con la consellera de Presidencia en Ibiza. | Daniel Espinosa

El anuncio de que las restricciones a la hostelería se prolongarán al menos 15 días más ha sentado muy mal en un sector que es el que más está sufriendo la crisis provocada por la pandemia de la COVID-19. Todos pensaban que tras la Semana Santa el Govern abriría la mano y permitiría aumentar los horarios y abrir los interiores de los locales. No será así. La hostelería seguirá limitada a las terrazas con un 50% de su aforo y un horario de cierre a las 17.00 horas, a partir de esa hora, como hasta ahora, solo se podrá servir para llevar.

El portavoz de la Asociación de Bares y Restaurantes de Ibiza (ABRE), Juan Olmos, mostró ayer su indignación ante unas restricciones que considera «intolerables, vergonzosas e inadmisibles». Olmos aseguró que su enfado viene porque «se han cambiado los valores técnicos que fijaban las restricciones. Ya no cuenta la incidencia. Parece que lo único que interesa es defender a los grandes grupos empresariales». «Ahora, las restricciones se rigen por un motivo meramente económico. Se trata de defender los intereses de las grandes empresas que viven de la temporada a costa de estrangular a las pymes y las empresas familiares que damos servicio todo el año a los ibicencos», criticó.

La Conselleria de Salud se «está saltando todos los semáforos que ellos mismo crearon». «Todos estuvimos de acuerdo en cerrar cuando la razón era salvar vidas, pero ahora el único motivo es asegurar el verano. Llevamos un tiempo con una incidencia acumulada muy buena, tenemos unas cifras mejores que las de Menorca, pero una restricciones más duras», lamentó.

Anuncio inesperado

En una línea muy similar se manifestó la presidenta de Pimeef Restauración. Verónica Juan no ocultó que no se esperaba esta decisión: «Hemos visto con sorpresa como un mes después de que nos impusieran unas medidas restrictivas muy muy duras para garantizar la seguridad en la Semana Santa, estas se alargan». «No olvidemos que las medidas no se podían evaluar porque había miedo por la Semana Santa», insistió.

Juan que recordó las medidas impuestas no solo a la hostelería, sino en general, como el cierre perimetral o prohibir las reuniones de más de un núcleo de convivencia. «Tras estas medidas, tampoco se puede seguir abriendo. ¿Las medidas aplicadas fueron las correctas, sí o no? ¿Esto sigue siendo un experimento?», se preguntó. Dentro de la propia Pimeef, el presidente, Alfonso Rojo, tenía un sabor agridulce. Por un lado se mostró satisfecho y habló de optimismo al analizar la rebaja de las restricciones de otros sectores como los comercios o los gimnasios, pero «disconforme», con la prolongación de las normas de las restauración. «Son unas medidas muy rígidas y nos parecen difíciles de justificar. Los números epidemiológicos que tenemos son de otra fas tendemos muy bien», señaló. Para Rojo no tiene sentido que se quiera esperar a ver si las cifras aumentan tras la Semana Santa: «Para nosotros los visitantes han sido anecdóticos y los que han venido han sido con PCR negativa». «Las posibles infecciones entendemos que han sido fuera de los locales reglados. Si la gente tuviera más actividad social, no se juntaría tanto en casas privadas. Todos hemos visto las torradas», lamentó. Además, informó que en la mesa de diálogo habían pedido que se revisasen las medidas la próxima semana, algo que no atendió al Govern, ya que siempre esperan 14 días. «Para nosotros han dejado de tener valor sus reglas de juego porque no paran de cambiarlas. Si cambian unas, también podrían cambiar las revisiones», argumentó.

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Falta equilibro

Por último, desde la CAEB, su representante en las Pitiusas, José Antonio Roselló resumió que las «medidas vuelven a incidir en un sector muy castigado como el hostelero, en contraposición con otros sectores que experimentan una mejora».

Así pues, «lamentablemente la hostelería vuelve a ser el pagano de la situación. Además en un contexto en el que no hay unas ayudas claras». Roselló señaló que

esas medidas «se pueden comprender desde un punto de vista de doblegar la curva al 100%», pe- ro puntualizó que «el daño esta tan grande que a lo mejor habría que flexibilizar algunas opciones». «El mundo no es ni blanco ni negro. Tiene grises», afirmó.

Para el vicepresidente de la CAEB falta equilibrio: «Lo veo todo demasiado drástico. No hay equilibrio. El necesario equilibrio de la política económica entre opciones que a veces pueden ser contradictorias».

«Parece que Salud tiene asumido que el problema de la pandemia es la hostelería cuando es algo mucho más complejo», aseguró, antes de concluir que él veía más apropiado prolongar los horarios, incluso hasta el turno de cenas, y abrir interiores con poco aforo para ayudar a los que no tienen terrazas.