Este exitoso pintor milanés llegó por primera vez a Ibiza en 1970 acompañado por el arquitecto Franco Soro. La isla le fascinó y, en 1971, se instaló con su esposa Daria, con la que tiene tres hijos, en una casa de Roca Llissa. Fue en ese año cuando conocí a Mario.
Actualmente vive entre Milán e Ibiza, en Can Tancas, Ses Salines, donde tiene su taller de arte en La Canal.
Mario afirma que Ibiza es una cuna de emociones que le proporciona un manantial de ideas creativas. Los colores de Ibiza le inspiran. En la isla pasó de la pintura figurativa a la abstracta, que es su filosofía de vida.
Le representa la Contini Art Gallery de Venecia, y su clientela es internacional. Ha hecho más de doscientas cincuenta exposiciones, entre colectivas e individuales, en ciudades como Venecia, Dallas, Nueva York, Miami, París, Rio de Janeiro, Moscú, Madrid, Milán, Oporto, Barcelona y muchas más. Yo asistí a las exposiciones de Londres y de Ibiza, y las publiqué en mis redes sociales.
Y también asistí al evento en el que le entregaron La Llave de Ibiza, en el Club Diario de Ibiza, seguido de otro evento en La Nave, en el que se proyectaron sobre un muro frases dedicadas a Mario Arlati de muchos amigos, y entre ellas una frase mía de admiración.
La Nave fue un almacén de sal abandonado, construido en 1941. Mario quitó todos los trastos y lo convirtió en una sala de arte, donde además de organizar una exposición de pintores residentes en Ibiza, promovió, en varios encuentros, la poesía ibicenca. Actualmente Lio Malca regenta La Nave.
El más impresionante de todos sus trabajos es la colorida pintura de veinte fachadas de cinco rascacielos, de ciento cincuenta metros de altura, con cuarenta y seis plantas, del complejo residencial Living Art, obra del arquitecto Oscar Dante Benini, en la afueras de Moscú, por el que recibió el Premio Dedalo Minosse de Arquitectura, y que figura en el Guinness Book of Records.
El complejo residencial Living Art es la obra de arte habitable más grande del mundo, y combina arquitectura, tecnología y arte. Para los cuarenta y cinco mil quinientos metros cuadrados de color Mario se inspiró en cuadros que pintó en Ibiza.
Reciclando trapos creó la exitosa colección de banderas Incomplete Flags. Y, con esas banderas, ha sido el primer artista en iluminar, en Art Light Flags, el campanario de la Basílica de San Marco de Venecia. El 7 de febrero pasado, para la ceremonia de apertura del campeonato de esquí mundial, en Cortina D'Ampezzo, Mario proyectó esas banderas en la fachada de un hotel.
Su último proyecto, una exposición en la Galería Oblong de Dubai, está a la espera debido a la maldita pandemia. Mario Arlati es otro importante italiano que aporta buena imagen a la isla de Ibiza.
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