Los monarcas mostraron especial interés en los puestos de Agustí Ribas y en el de su mujer, Josefa Cardona. Él se dedica a la fabricación de instrumentos ibicencos, como les castanyoles, el tambor o la flaüta, y ella hace las típicas espardenyes. Ambos estaban muy contentos con el trato recibido por parte de los Reyes, «eran muy simpáticos, como si nos viésemos cada día».
«Letizia incluso olió una castanyola, sintió mucho el olor a ginebra. Se interesó por la forma y lo grandes que son, porque claro, dicen que son las más grandes del mundo y creo que es verdad porque he visto muchas en muchos países que he estado y de tan grandes no he visto por ningún lado nunca», explicó Agustí.
Agustí lleva haciendo instrumentos desde siempre, ya que su padre también se dedicaba a ello, y desde que se jubiló se dedica más a la fabricación porque «es un entretenimiento, no es una cosa para hacer negocio».
Su mujer también lleva años dedicándose a la fabricación de espardenyes. Para ella, los Reyes fueron «muy agradables y se interesaron mucho por cómo se hacía, cómo era».
Josefa explicó a la reina Letizia, a la que le llamó mucho la atención el trabajo de la artesana, que este tipo de calzado se hacía rascando las hojas de pitrera, hasta quitarle toda la pulpa y quedaba el hilo limpio, «que es una cosa que da mucha alergia y no se puede hacer casi en verano porque hace mucho calor».
Ellos no estaban muy nerviosos a la hora de pasar tiempo con los Reyes. «Me parece lo normal, si vienen a Ibiza, que vean las cuatro cosas que van persistiendo en nuestra cultura», declaró Josefa, quien también indicó que «para promocionar la cultura sería muy interesante que se promocionara más cada día, porque, si no se hace, perderemos nuestra identidad, que muchas cosas ya se están perdiendo».
Es la primera visita de tan ‘alto status' que reciben estos artesanos, aunque Josefa pudo presenciar cuando vino Franco a la isla hace años.
En total, el Rey Felipe VI y la Reina Letizia estuvieron hablando y bromeando con los artesanos unos diez o quince minutos.
«Creo que es una publicidad muy buena, porque esto no sólo lo vemos nosotros, si no, que esto se ve por todo el mundo», concluyó Agustí. Para los artesanos, estaba todo muy bien preparado y con buen control.
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