El sector turístico de Baleares vuelve a estar en alerta. Apenas un mes después de iniciar su reactivación con el turismo británico, los rebrotes peninsulares amenazan con finalizar la temporada incluso antes del mes de agosto. Tras la decisión del Gobierno británico, muchos negocios en las Pitiusas atisban un cierre anticipado, poniendo la economía de muchas familias de la isla en jaque.
«Si las cancelaciones siguen llegando e Inglaterra no rectifica, podemos dar por finalizada la temporada en es Canar», apuntó ayer Vicent, encargado del restaurante Es Canar. «Ahora nos estábamos todavía recuperando y esto nos ha hundido. Los jefes están viendo si cerrar la semana que viene». Sin embargo, confía que la diplomacia española saque adelante el denominado corredor seguro con Baleares.
Incertidumbre
La zona más tranquila de Santa Eulària se ha consolidado como un núcleo de turismo familiar y maduro, sobre todo de procedencia británica, muy diferente al de oros puntos como Sant Antoni o Platja d'en Bossa. En este rincón del este de la isla se presume de tranquilidad y de un turismo poco agresivo. Sin embargo, este año es muy poco turístico.
«Para nosotros, la temporada estaba siendo muy mala y ahora, viendo que vivimos casi del turismo británico...La temporada no ha acabado, aunque no confiamos en tener demasiadas ganancias solo con el turismo nacional» explicó Cristino, uno de los camareros del restaurante La Perla. «El problema no será la semana que viene, serán los próximos meses en Ibiza, donde familias enteras pasarán hambre».
Los negocios de souvenirs tampoco se han salvado esta temporada. «La poca gente que viene, no compra. Y lo entendemos, sabemos que apenas hay dinero», dijo una dependienta de los pocos negocios de este tipo que hay abiertos en la zona de es Canar. «Los pocos que hemos vuelto del ERTE estamos asustados. Ahora mismo, con el negocio abierto, estamos perdiendo dinero y sólo hace una semana que estamos abiertos. Nos planteamos cerrar».
Una de las trabajadoras de los apartamentos y tiendas ART, Helena, explicó ayer que las cancelaciones «están siendo muchas estos últimos días. Durante el mes de julio las previsiones se cumplieron y estábamos trabajando relativamente bien, sobre todo la segunda quincena. Ahora ya ni siquiera entran reservas y casi solo trabajamos con el turismo nacional. Estamos notando un parón muy fuerte».
Por otra parte, muchos eran los negocios que tenían previsto abrir sus puertas al público el día 1 de agosto, cuando el turismo se hubiera estabilizado un poco. Pero ahora, muchos se lo han vuelto a pensar y no abrirán.
Por ejemplo, en el caso del bar y apartamentos Popeye's, su dueño Antonio, lo tiene claro: «Íbamos a abrir este sábado, coincidiendo con el primer fin de semana de agosto, porque veíamos que en la zona volvía a haber gente y se podría trabajar. Con esto, sabemos que ya no abriremos esta semana y ya veremos si lo hacemos a lo largo del mes».
Y es que las cancelaciones de los británicos han sido masivas, y además, han contagiado a otros sectores, como el alemán, que tiene relativo miedo a que su gobierno adopte medidas similares al de Boris Johnson.
Resignación
Sin embargo, muchos de los turistas que se encontraban aquí cuando el gobierno de su país dictó esta norma, se han querido quedar aquí.
Lucke, por ejemplo, vino desde Londres a pasar dos semanas con su hijo en un hotel de la bahía . Él no tendrá ningún problema laboral porque podrá trabajar desde casa. Sin embargo, su hijo no podrá viajar a visitar a su madre porque tendrá que pasar 14 días en casa. «Es frustrante porque parece como si nos hubieran castigado cuando Baleares tiene menos contagios que UK»
A Jason, desde Leeds, le quedan todavía 8 días de los 15 que tiene previstos pasar en la isla con su familia. «Venimos cada año y esto nos ha pillado de sorpresa». Criticó la medida y la calificó de innecesaria: «En cada tienda que entras hay líquido y la mascarilla es obligatoria. Eso en UK es un sueño. No está pasando». Al trabajar en el mundo de la construcción, estas dos semanas se le descotarán del sueldo a final de mes. «Yo no puedo trabajar desde casa», lamentó.
Además, explicó que un grupo de amigos iban a viajar la semana que viene para reunirse con ellos y que cancelaron cuando se enteraron de la cuarentena: «nosotros no pudimos cancelar porque ya estábamos aquí, si no, también lo habríamos hecho».
Turismo nacional
Actualmente, la mayoría de turismo con el que cuenta la zona es español. Muchos han sido los que han apostado por el turismo nacional y han decidido quedarse en España.
Sandra y y su madre, por ejemplo, vinieron el fin de semana desde Valencia a pasar unos días. «Hemos notado que la isla está vacía. Hay mucha más gente en el hotel que por las calles o en los bares». Comparando la situación con la de Valencia, creen que es «muy parecida» y critican al gobierno británico porque creen que «a los turistas no les compensará pasar dos semanas encerrados por un fin de semana de playa».
La misma visión tienen Sandra, Paula y Leire, un grupo de amigas que viajan a Ibiza desde Madrid. «Es mucho más seguro venir a Baleares que bajar al sur o veranear en la Costa Brava» explicaron.
En este sentido, ellas afirmaron haberse sentido muy seguras en la isla y en los establecimientos, dado que toda la industria «está muy concienciada de cómo hay que hacer las cosas para no volver a cerrar».
Sin embargo, tanto en el sector hotelero como el de los apartamentos turísticos se reconoce que actualmente los alojamientos están funcionando muy a medio gas, con ocupaciones de apenas un tercio de la capacidad. Esta situación, sumada a la incertidumbre sobre qué pasará el próximo 9 de agosto (fecha en el que, en principio, el gobierno británico tiene previsto revisar la medida e función de la situación epidemiológica de España), hace que el sector del turismo se encuentre ante la imposibilidad de hacer previsiones certeras sobre qué esperar del verano.
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