Calles vacías del centro de Vila, en el lunes de Pascua previo al regreso a la actividad de los trabajos no esenciales. | Daniel Espinosa

La Semana Santa llega a su fin en las Pitiusas y con ella termina el permiso retribuido recuperable en las actividades no esenciales, que decretó el Gobierno para lograr la «hibernación» económica y así tratar de contener la propagación del COVID-19 en todo el Estado.

El calendario laboral balear ha hecho que las empresas y trabajadores de estas profesiones hayan tenido un día más para adaptarse al regreso a la situación que existía anteriormente. Actividades como la construcción o la industria son algunas de las principales afectadas por esta ‘reapertura parcial' de determinadas áreas económicas.

Según los datos del Institut d'Estadística de les Illes Balears (Ibestat), en el cuarto trimestre de 2019, en las Pitiusas operaban un total de 933 empresas de construcción (877 en Ibiza y 56 en Formentera) y por lo que respecta a la industria, ambas islas contaban con 233 entidades dedicadas a la manufactura (221 en Ibiza y 12 en Formentera) y otras 4 se ocupaban de la industria extractiva, todas radicadas en Ibiza.

Las cosas «claras»
El presidente de la Federació de la Petita i Mitjana Empresa d'Eivissa i Formentera (Pimeef), Alfonso Rojo, aseguró que los empresarios tienen «bastante claro» qué labores regresan hoy a la actividad, que son «aquellas actividades que tuvieron que detenerse en el último parón del permiso retribuido».

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«A lo largo de la semana anterior, prácticamente no hemos recibido ninguna consulta. Hay que tener en cuenta que los últimos días de la última semana que se podía trabajar en la construcción, ya se plantearon dudas que tenían que ver con los desplazamientos de personal y esto ya quedó bastante claro», incidió el representante de las pymes pitiusas.
Extremo que también confirmó la presidenta de la Asociación de Constructores de Ibiza y Formentera, Consuelo Antúnez. «La normativa está bastante clara, así que llamadas para preguntar a ver qué pasa no, pero llamadas para expresar su enfado, sí. Lo que nos cuentan los empresarios es que en Balares es fiesta, pero imagínate en otras comunidades en las que no es festivo y que saquen un BOE a las 22.00 horas, para que al día siguiente ya haya que ponerlo en marcha. Es absolutamente intolerable», denunció Antúnez.

La orden ministerial a la que hace referencia Antúnez impide ejecutar «reformas en cualquier edificio de viviendas habitadas», ya que no se permiten realizar si los vecinos y obreros han compartir zonas comunes, como la escalera o un ascensor. Aunque sí se autorizan aquellas con carácter «de urgencia».

«Esto quizás no modifique tanto la cantidad de empresas que vayan a trabajar, como las obras que habrán, puesto que una misma empresa puede que sí trabaje en una obra determinada y en otra no», subrayó.

Otro de los puntos críticos de este regreso paulatino es el abastecimiento, motivo por el que Antúnez señaló que «no se puede trabajar al 100 %, porque hay fábricas que están cerradas, como las de carpintería de aluminio o de madera, y con lo cual no traen el material». «Los almacenes de material siguen funcionando para vender a profesionales, lo que pasa es que como ellos tienen que mantener sus propias medidas de seguridad y demás no pueden hacer el trabajo a la misma velocidad que la hacen normalmente», concretó.