La iniciativa de recogida y devolución de la posidonia en la isla de Ibiza apunta a aumentos en la cantidad de restos recolectados, que responsables y ecologistas atribuyen a las condiciones climáticas, alteraciones de los procesos marítimos o presiones del sector turístico, entre otros motivos.
Desde hace unos años, los municipios de la Pitiusa mayor decidieron cambiar la gestión de que lo algunos consideraban como «un residuo» y tratar a la posidonia como «un elemento natural de las playas baleares», según explicó el técnico de medioambiente del Ayuntamiento de Sant Josep, Raül Luna.
Josep Guasch es concejal de Platges i Litoral en el mismo municipio y explicó que anteriormente, los restos de posidonia muerta que aparecían en las playas se empleaban como «aislante en las casas pagesas o para hacer corrales». «Era un proceso muy laborioso, porque había que desalarla, pero actualmente no tiene ningún uso», comentó.
«Un error de principio a fin»
Como bien apuntó Luna, uno de los destinos de los residuos son los vertederos y allí era donde acababa la posidonia. Según el activista de la asociación ecologista GEN-GOB Joan Carles Palerm, lo que se hacía antes «era un error de principio a fin, porque se llevaba a los vertederos pagando unas tasas de 60 euros por tonelada».
«Cuando Albert Prats era conseller de Medi Ambient, se hizo un estudio sobre los procedimientos que se seguían con la posidonia y en las muestras se vio que en los camiones que se la llevaban, el 30 por ciento del volumen era arena», indicó Palerm.
De este modo, se decidió modificar el destino de los restos de la posidonia, que cada año arriban a las playas de Ibiza. «Ahora lo que se hace con la posidonia muerta que llega a las playas es recogerla con unos tractores al principio de la temporada turística, dejarla secar para retirarla con la menor cantidad posible de arena y cuando acaba la temporada, devolverla para preservar las playas de la manera más natural posible», explicó el encargado de Platges i Litoral de Sant Josep.
Luna relató que al principio de la temporada turística, en las playas se pueden encontrar tanto montones de posidonia muy limpios de arena que acaban de llegar con el último temporal, como otros que ya llevan un tiempo allí varados y están muy mezclados con la arena. «Entonces lo que se hace es tirarla al mar y como la arena pesa más que la posidonia, esta se deposita en la orilla y la posidonia vuelve flotando hasta la playa; en ese momento es cuando se recoge», puntualizó.
El concejal de Medi Ambient de Vila, Jordi Salewski, explicó que el motivo para hacer la devolución de esta posidonia muerta al mar es que cuando se retorna, se va rompiendo a pedazos, junto con la arena con la que va mezclada, se colmata y así es como hace una barrera de protección para evitar que los temporales se lleven la arena de las playas.
La posidonia tiene una serie de beneficios como la absorción de CO2 o para ayudar al desarrollo del resto de la vida acuática. Pero como señaló Luna, es muy importante porque, por un lado, «protege a las playas de la erosión y forma parte de la dinámica litoral, al evitar que los temporales se lleven mucha arena, y por el otro, es un elemento importante formador de playas».
«La posidonia lleva muchas incrustaciones, lo que se denomina epífitos, y estos son los que forman las playas baleares después de miles de años. Es decir, que se forman con restos de pequeños organismos, crustáceos y conchas, en lugar de sedimentos fluviales como sucede en la Península», recalcó el técnico.
Aumento de la recogida
En dos de los municipios contactados para la elaboración de este reportaje, durante 2019 se recogió una mayor cantidad de posidonia. Luna aseguró que en este caso se debe a que hubo «muchos temporales a principio de la temporada turística», por lo que en Sant Josep llegaron a retirar 180 camiones de las playas de levante, «Platja d'en Bossa básicamente».
«El que haya salido más posidonia es una cosa estacional. Es un proceso natural porque la hoja de posidonia se muere cada año, es una planta caducifolia, y hay años que el temporal trae más posidonia a las playas y otros que menos», argumentó Luna.
Sin embargo, Salewski achaca este incremento a otros motivos. «Este año ha llegado mucha cantidad de posidonia, por lo que se ha recogido más. En 2018, se llenaron más de 200 camiones y este 2019, más de 700. Ha habido una llegada masiva, lo que indica que hay cambios en la dinámica litoral, aunque es verdad que a las playas del municipio de Eivissa, llega más planta que a otras zonas».
Palerm se decanta por la teoría de Luna, aunque le añade un motivo más. «El aumento se podría deber a que al haber más temporales en la época cercana al verano, junto con la presión que este año ha habido a través de los medios del sector turístico, ha podido provocar que se incremente la recogida», incidió.
A esto añade que si se hace la recogida de la posidonia «demasiado pronto» se retira una cantidad muy grande pero si «se espera 15 días, cuando llega la primavera, cambian las corrientes y buena parte de la posidonia que está en las playas se la come el mar. Por tanto, estás retirando un montón de toneladas de posidonia que no deberías llevarte pero claro, eso depende de cuándo cae la Semana Santa y demás».
Otra voz que apunta a las empresas turísticas es la de Hazel Morgan, presidenta de la asociación Amics de la Terra, ya que considera que sería mejor que la planta «estuviera todo el año» en las costas, pero «ya se sabe como es el sector turístico», apostilló.
«Lo mejor que pueden hacer las instituciones es devolverla al mar lo antes posible, en los días de mucho viento, porque, si no, se pierde la arena de las playas y se van perdiendo playas, porque la posidonia tiene una función importante en su protección, tanto en el mar como en el litoral», aseguró Morgan.
Acusaciones que el concejal de Platges i Litoral parecía reconocer en una de sus declaraciones: «La retirada se hace más que nada de cara a los turistas, para que vean las playas más bonitas y limpias». En el caso de su municipio, también se ha retrasado la reposición de la posidonia a petición de los pescadores de moixó, para que «no interfiera en esta pesca tradicional».
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