Ayuda ibicenca para los afectados por las inundaciones de Los Alcázares

El arquitecto técnico estuvo ayudando en los Alcázares los días 19 y 20 de septiembre. Una semana después, con la invitación del Colegio de Ingenieros Técnicos de Murcia a sus compañeros de Balears, se desplazó Berlanga a esta comunidad, al que le unen motivos personales ya que estudió en Cartagena. «Entramos dentro de las casas cuando las zonas públicas estaban más o menos bien. Coordinados por la Alcaldía ayudamos a la gente que hacia falta. Han sido trabajos encadenados», relató.

La experiencia vivida con su voluntariado les ha servido para reflexionar acerca de los efectos devastadores de las inundaciones en la que una isla como Ibiza tampoco es ajena. «No es la lluvia sino lo que vino después. Es un problema de infraestructuras. Tenemos que aprender de lo que ha pasado en estas zonas», apuntó Berlanga. «Ibiza se inunda cuando cae un poco de agua porque no da abasto, se supone que están haciendo unas actuaciones. Las lluvias van a ser cada vez más torrenciales. El desierto está avanzando. Son los efectos del cambio climático», añadió.

Tras ayudar en la recuperación de Los Alcázares, se está gestando la asociación técnica de prevención de riesgos naturales y defensores del patrimonio de toda índole para prestar ayuda técnica a las administraciones.

Planells destacó la importancia de la implicación de los colectivos profesionales para realizar una asociación técnica. «El objetivo es aportar nuestros conocimientos para colaborar con las administraciones», añadió. El colectivo multidisciplinar estaría integrado, además de arquitectos técnicos e ingenieros técnicos, por arquitectos, abogados y arqueólogos, entre otros profesionales. El colectivo contaría inicialmente con unos diez profesionales. «No se si lo que ha pasado en los Alcázares puede ocurrir en Ibiza, pero y si pasa?», se pregunta Planells.

EL APUNTE

«Fue como en Sant Llorenç, estaban en estado de shock»

uPlanells encuentra similitud entre la tragedia de Los Alcázares con la de la localidad mallorquina en la que estuvo colaborando hace un año. «Recuerdo que era como en Sant Llorenç des Cardassar, estaban en estado de shock, la gente no hablaba», recuerda. Una semana después de su marcha llegó Berlanga e hizo tareas de ayuda en las casas. «La gente me decía que me estaba manchando de barro las zapatillas pero yo las puedo tirar a la basura y comprarme otras, pero la gente ha perdido sus casas; qué suerte que yo sólo he perdido unas zapatillas», apostilló el ingeniero técnico industrial.