La plaza del pueblo de Jesús acogió ayer la entrega de premios de la décimotercera edición del Campionat d'Eivissa del treball del Ca Eivissenc que se ha celebrado el sábado y el domingo en distintos lugares de la isla.
Este año han participado 150 podencos de siete collas cada una, más otras tres que prefirieron marchar sin juez. Los ganadores fueron las collas de Vicent Rieró y Musona de Santa Eulària, por delante de las de Toni Serra Junior y Tomás Avilés.
Según el presidente de la Associació de Criadors des ca eivissenc d' Eivissa i Formentera, Toni Serra Peixet, los tres primeros acabaron separados por apenas dos puntos, lo que habla de la complejidad y el nivel de la prueba. «Hoy ha sido un día complicado, con un terreno muy difícil, altas temperaturas que agotaban a los animales y cada vez menos conejos que encontrar», señaló Peixet.
La prueba se celebró desde las ocho de la mañana durante cuatro horas por los montes y los bosques de Sant Llorenç, Santa Gertrudis y Sant Antoni. En este espacio de tiempo, los perros tenían que encontrar el mayor número de presas posibles para ser puntuados siguiendo unos parámetros concretos. «Vamos al monte sin arma de fuego y cada animal tiene que encontrar conejos, seguirlos, cogerlos y traerlos en las mejores condiciones posibles». Así, por ejemplo, cada uno que se encuentra suma 25 puntos mientras que si el ca eivissenc lo trae estropeado se restan 15 y además se elimina la pieza.
En este tipo de pruebas, según Peixet, los ibicencos son un referente a nivel nacional. De hecho, entre las siete collas que participaron ayer hay tres que han sido campeonas de España. «El año pasado entre los 17 grupos que participaron en el campeonato nacional los ibicencos consiguieron un primer, segundo y sexto puesto y eso teniendo en cuenta que Ibiza cuenta con el inconveniente de no tener muchos conejos y jugar en terreno ajeno».
Prueba morfológica
Además, el sábado por la tarde hubo un campeonato donde se eligió a los mejores ejemplares morfológicamente hablando.
Según Peixet, participaron ocho criadores con unos cuarenta ejemplares que fueron valorados por jueces de Huesca y nuestra isla siguiendo estándares concretos de medidas, color, cuerpo o boca. Finalmente, del ganador se obtuvo un pelo y una muestra de ADN «para seguir mejorando la raza».
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