Según la resolución, S.G.Z. deberá indemnizar a los padres de la víctima con 200.000 euros, a los hermanos con 60.000 euros y a la pareja del fallecido con 60.000 euros. Además, el condenado no podrá comunicarse y acercarse a la familia de la víctima durante 32 años.
Por otra parte, el magistrado-presidente de la Audiencia Provincial condena al otro acusado C.G.P. como autor de un delito leve de maltrato a la pena de 2 meses multa, a razón de 10 euros al día. No obstante, el juez aprecia que esta pena ya debe considerarse cumplida por el tiempo que ha pasado en prisión preventiva. El magistrado absuelve a C.G.P. del delito de asesinato y robo con violencia y uso de instrumento peligroso de los que venía siendo acusado.
El pasado 5 de abril, el Tribunal del Jurado emitió su veredicto de culpabilidad de asesinato y robo con violencia contra S.G.Z. y dictaminó que el otro acusado C.G.P. era únicamente autor de un delito leve de lesiones.
Tras la lectura del veredicto, la acusación pública y la acusación particular solicitaron una pena de 24 años de cárcel para S.G.Z., y dos meses de multa con cuota diaria de 10 euros para C.G.P.H.
El Ministerio Fiscal también solicitaba una indemnización de 250.000 euros para la familia de la víctima. La defensa de S.G.Z solicitó la pena mínima.
La sentencia hecha pública ayer no es firme y sobre ella cabe recurso de apelación ante la Sala Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de les Illes Balears.
Botellazo mortal
Los hechos ocurrieron en la madrugada del día de Navidad del 2017 en el cruce de las calles Formentera con Asturias, en ses Figueretes. Según el relato de los hechos probados, los acusados se toparon por la calle con Garrido, de 23 años, después de haber hecho botellón. Tras insultarle e increparle, los agresores empujaron y golpearon a Garrido, y Steven G.Z., alias ‘el Nea' le propinó un golpe en la cabeza con una botella de ron que llevaba en la mano.
El botellazo le tiró al suelo y le dejó aturdido, momento que el acusado aprovechó para coger el móvil de la víctima que se había caído al suelo y llevárselo.
Santi Garrido logró restablecerse del golpe y llegar hasta el domicilio de sus padres, donde se acostó en uno de los dormitorios. Cuando su madre fue a despertarlo sobre las 11.00 horas, lo encontró yaciendo en la cama. Santi sufrió un traumatismo craneal contuso cerrado, con hemorragia subaracnoica, fractura de hueso temporal izquierdo y hematoma subdural agudo, lesiones que resultaron mortales.
La investigación de la Policía Nacional de Ibiza permitió localizar el móvil en Barcelona y a partir de ahí deshizo la madeja que les llevó hasta los implicados. Un año y cuatro meses después, su asesino ya conoce su condena.
LA NOTA
Muestras de desprecio hacia el tribunal y la familia de la víctima
El rastro del móvil robado a la víctima fue determinante para que la investigación de la Policía diera con sus autores y durante el juicio quedó reflejado como una prueba incriminatoria de peso. Las incoherencias de las declaraciones de ambos acusados sobre el día de autos y la declaración de los testigos que vieron a Steven G.Z., golpeando a Santi con una botella de ron, cerraban el círculo sobre el principal acusado, un joven que a lo largo de los tres días de juicio mantuvo un tono desafiante con todos los presentes en la sala. El juicio estuvo marcado por las constantes muestras de desprecio del acusado.
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