Steven G.Z., el principal acusado y considerado autor material del botellazo que acabó costándole la vida al joven ibicenco de 23 años, Santi Garrido, negó ayer las acusaciones ante el tribunal del jurado y alegó que la noche de autos, la Nochebuena de 2017, había tomado cocaína, ketamina, varios porros y alcohol.

El juicio por la muerte de Santi Garrido arrancó ayer en la Audiencia Provincial con la configuración del jurado popular. La vista pública empezó con la declaración del principal acusado, que se enfrenta a una petición fiscal de 18 años de prisión por los delitos de homicidio y robo con violencia empleando instrumento peligroso.

Steven G.Z., alias ‘El Nea', relató que aquella noche cenó en casa de su novia y después estuvieron bebiendo y tomando drogas en unos aparcamientos. Aseguró no recordar ninguna pelea ni cruzarse con la víctima. Asimismo, negó haber entregado un móvil -el teléfono que le robaron a Santi Garrido- a un conocido, sino que fue él, el que lo recibió de otra persona. A la pregunta de si llamó «carapolla» a la víctima, el acusado recalcó que nunca había visto a la víctima y que no es su manera de hablar. Durante su testifical señaló que está «interesado en saber qué pasó» porque le están «culpando». A preguntas de su defensa, hizo hincapié en que voluntariamente se sometió a pruebas de ADN y que para ello le tomaron muestras de pelo, saliva y sangre. Igualmente, apuntó que era consumidor de droga y que desde hace cuatro meses no consume gracias a la asistencia de la psicóloga en prisión.

Posteriormente fue el turno de Carlos G.P.H., acusado por la Fiscalía de una agresión sin lesiones. Narró un episodio en el que se cruzaron con un joven con el que su compañero discutió, pero sitúa los hechos en la noche siguiente y sostiene que no se trataba de la víctima, sino de otra persona conocida como ‘el kaiser'. El fiscal le mostró las imágenes de la cámara de seguridad de una sucursal en las que aparece la víctima, y el acusado insistió en que no era él sino otra persona «morena» y «latina». Explicó que iban bebiendo por la calle y su compañero, que llevaba una botella de ron medio llena en la mano, llamó ‘carapolla' al otro joven. Al temer que fueran a agredirse, les separó. Añadió que al hacerlo, no sabe si le tocó la cara, pero que «no quería pegarle». Según su versión, después de esto se apartó y cuando estaba de espaldas oyó un golpe. Seguidamente vio al joven en el suelo y a su amigo con la botella de cristal en la mano. Asimismo, confirmó que el móvil del agredido se había caído al suelo con el golpe y que su amigo se lo llevó. Los acusados negaron formar parte de la banda criminal ‘Los Guasones'.

La Fiscalía atribuye diferente grado de responsabilidad a los dos jóvenes. Por su parte, Ascensión Joaniquet, abogada de la familia Garrido, acusa a ambos de asesinato. La letrada rechazó que hubiera «ninguna trifulca» sino que fue un «acto totalmente gratuito sin ninguna acción de la víctima» y pide 20 años de cárcel. La primera sesión del juicio acabó con momentos de tensión y con los familiares de Santi Garrido expresando su indignación.
El fiscal pidió al jurado que actúe «en base a la lógica y el sentido común» pero en su exposición remarcó que «esta familia ya jamás podrá celebrar la Navidad».