Mientras unos recorrían las mesas sobre las que estaban expuestos los vinilos, CDs y EPs de la colección de José Ramón Planells, Pep Pilot, otros se acercaban a las cajas de los puestos de vinilos a pasar una a una las fundas de cartón. La primera edición de la Fira del Disc, organizada por la Asociación Músico Cultural Retro y el Ayuntamiento de Sant Antoni, reunió ayer a aficionados a la música en formato físico y curiosos que visitaron la carpa situada en el passeig de ses Fonts.
Carlos y Joana llevaron ayer a la feria varias cajas con entre 600 y 800 vinilos. Es una parte de la colección personal de Carlos, que inició cuando tenía 14 años. «Se ha vuelto otra vez al vinilo. Hay unos que nunca lo hemos dejado y otros que ahora se están enganchando», decía Joana, que profetiza que el vinilo «nunca morirá». Carlos iba en su juventud a los guateques con su tocadiscos y los éxitos del momento. Una afición que le ha reportado una colección frente a la que ayer muchos paraban y algunos incluso se llevaban alguno.
Yawa Ze, Horacio Álvarez, un artista de música electrónica experimental, vendía ayer parte de su colección. Se mostraba satisfecho con la jornada de venta, para lo «raros» que eran los discos que traía. Para él, la calidad del sonido es lo que está atrayendo de nuevo a la gente a comprar música en vinilo.
La búsqueda de un tesoro o, simplemente, de algo interesante, requiere paciencia en estos eventos. Uno se debe poner a la espera junto a las cajas de vinilos o de CDs. Cuando llega a una caja ir recorriendo con los dedos la serie de fundas de cartón o de plástico. A veces hay suerte. Otras no y uno entonces pasa a la siguiente caja.
Entre las recién llegadas a la afición a la música en vinilo está Carmen Ribas, que se compró en Navidad su primer tocadiscos. Ya llevaba cuatro discos comprados y todavía estaba curioseando. «Cuando me enteré de que estaba esto me hacía ilusión venir, porque me gusta mucho», explicaba. En sus manos llevaba discos de Abba y Joan Báez.
Ana y Beatriz, madre e hija, también curioseaban ayer. Ana, la madre, tiene un tocadiscos para el que buscaba alguna incorporación. Beatriz compró un tocadiscos hace no mucho, y explicaba con una sonrisa como, cuando les puso los primeros vinilos a sus hijos de 12 y 16 años, «no entendían como funcionaba eso».
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