El grupo al comienzo de la ruta dirigiéndose al faro de es Botafoc. Abajo, el grupo y los sanitarios del centro de Vila. | Daniel Espinosa

Estela empezó a gestar la idea de fomentar el ejercicio físico entre sus pacientes en 2012 pero no fue hasta abril de 2014 cuando la idea se materializó en el proyecto de Rutas Saludables. De eso hace cuatro años, han pasado medio centenar de personas consiguiendo reunir a un grupo heterogéneo desde el dinámico Gigi, a Catalina y Margarita, dos amigas y vecinas de Ca na Poua o las incorporaciones más recientes, como el matrimonio formado por Antonio y María del Carmen, que se han apuntado gracias a su amiga Isabel Roca, una veterana en esta iniciativa.

A la caminata de esta semana acuden a las 9 de la mañana, todos puntuales y ataviados con ropa cómoda y zapatillas deportivas, en el centro de salud de Vila donde la enfermera Estela Terrer, el alma mater de esta iniciativa, les esperaba. En la actividad se han apuntado doce personas pero hay hasta 25. Toca una caminata al faro de es Botafoc, alrededor de tres kilómetros. El grupo va a paso ligero e incluso cuesta seguirles el ritmo. Estela aligera el paso porque a las 10,15 horas tiene que estar de nuevo en el centro; allí le espera un paciente para una cura.

Para algunos de los participantes como Catalina Ferrer Tur es su primer año. Tiene 73 años, «Soy la madre de todos», dice entre risas, porque es una de más edad. Otro de los asiduos, con 80 años, no pudo acudir. Catalina, que vino aconsejada por su médico porque arrastra problemas de columna, confiesa que no viene sólo por la actividad física, sino también por «la parte social, me gusta juntarme con buenas pandillas», entre ellas su amiga y vecina Margarita. Sully Vivas, a punto de cumplir 70 años, lleva ya su tercera temporada. Es una mujer polifacética. «Estoy jubilada pero siempre hago cosas», dice. Le encanta la iniciativa que le permite practicar actividad física en grupo, «es más dinámico y entretenido; siempre que puedo me apunto, te sientes bien, con ganas de hacer cosas y si te quedas en casa te vuelves más perezosa».

Otra de las participantes es Maria Planells, una cocinera jubilada con 67 años, que repite su segunda temporada. Con el colesterol alto y problemas de tensión alta, esta actividad física que conoció a través de su enfermera le ayuda mucho aunque lamenta que «dura muy poco», una opinión que comparte Isabel Roca, una veterana en las Rutas. «Me encantan, duran poco pero luego nos organizamos y hacemos actividades. Es bueno para todos y además esta chica no para, es fantástica», dice en alusión a Estela.

Gigi Vercellesi lleva solo seis meses y confiesa desde que empezó, moderando también la comida, ha perdido diez kilos. «Es bueno, me lo recomendó el médico. Tenía el azúcar muy alto. Ahora me levanto feliz». La pareja formada por Antonio Sánchez y María del Carmen Sesma acaba de sumarse. Acostumbrado a caminar, a Antonio le gusta esta iniciativa. «No descarto volver. Me dio un infarto y salgo a andar bastante».

Gigi no es el único que ha perdido peso. Mari Luz, otra de las participantes, perdió veinte kilos en un año. Los asistentes incorporan incluso propuestas, como Sully que se ofrece a hacer un curso de comida saludable. «Los pacientes te dan mucho, te dan ideas de cómo hacer la iniciativa. El día de pilates no había sitio en el gimnasio y uno de ellos propuso ir a la playa y allí lo hicimos», comenta Estela. De regreso al centro, el grupo se dispersa: Sully toma la dirección del Passeig Joan Carles I e Isabel, Antonio y María del Carmen se van a Talamanca a desayunar. Margarita y Catalina llegan al centro de salud donde se despiden de Estela a la que piden que se alargue en el tiempo las actividades. «No os preocupéis, ya os iré diciendo cosas», responde Estela que sigue con su jornada, ahora le toca la cura del paciente.