Con 30 años de trayectoria, 13 discos y una cantidad innmurable de shows y giras sobre sus espaldas la mítica banda argentina Bersuit Vergarabat visitará este jueves Las Dalias para ofrecer una vez más un concierto memorable. Actualmente la banda está integrada por Daniel Suárez, Cóndor Sbarbati, Juan Subirá, Pepe Céspedes, Carlos Martín, Alberto Verenzuela, Juan Bruno, Manuel Uriona y Mariano Campoliete. Carlos Martín, baterista del grupo y uno de sus fundadores, ha hablado con Periódico de Ibiza y Formentera sobre música, política y la isla que los cautivó.
—Esta es la segunda vez que visitáis Ibiza para tocar en Las Dalias. No son muchas las bandas argentinas que nos visitan a pesar de la comunidad argentina en Ibiza es muy grande.
—Sí, es la segunda vez que vamos. Nos sorprendió pero se ve que los argentinos gustan mucho de la isla. Honestamente… ¡Cómo no gustar de ella! Es un paraíso exclusivo, es un honor poder estar de vuelta. Hace dos años pudimos ir después de tantos años de visitar España y de estar de gira por toda la Península. Hacía tiempo que habían comenzado las tratativas para organizar aquel show y se demoró unos cuantos años hasta que finalmente pudimos hacerlo. De aquella gira la de Ibiza fue una de las fechas más convocantes, nos puso muy contentos porque teníamos mucha expectativa. Es un sitio bendecido por la naturaleza.
—Para los que están lejos ese concierto fue un poco como un regalo.
—Me alegro mucho de que lo hayan vivido así, nos alegramos mucho de volver y no sólo para la comunidad argentina, sino para todo aquel que quiera disfrutar de la música, de un buen momento y de los mismos sones.
—Vienen para celebrar los 30 años.
—Si, estamos una vez más de gira; esta vez mundial con la excusa del cumpleaños. Uno por más que quiere o no quiera celebrarlos los cumpleaños llegan igual (risas), pasa con las personas y con un grupo humano que nos es grato después de tantos años seguir juntos.
—¿Qué balance hace después de tantos años juntos y en la vida de los argentinos, porque convengamos que ‘La Bersuit' no es una ‘banda cualquiera'?
—En realidad todos tienen sus connotaciones especiales y sus particularidades como para no ser ‘una más'. En nuestro caso tenemos una historia particular, hemos pasado por distintos estados y situaciones acordes también a los tiempos, seguir de gira y seguir vivos no es poco (risas).
—¿De todo este tiempo hay alguna anécdota o concierto que recuerde en especial?
—Tantísimas… Por referirnos a esta gira o a la pasada la de Las Dalias fue una fecha muy especial. Veníamos de hacer 5 shows consecutivos con sus respectivos viajes y estábamos realmente muy cansados físicamente de ‘tocar-viajar-tocar-viajar'. Hicimos dos días de descanso en Ibiza y nos vino genial para retomar el aliento. Nos desayunamos con la sorpresa de que habíamos vendido todas las entradas, eran como más de mil personas.
—Siempre que dos argentinos hablan en cualquier lugar del mundo ineludiblemente sale el tema de la política y más hablando con uno de vosotros. ¿Cómo ve la escena política actual de Argentina?
—Ufff… está muy complicado. Estamos atravesando una crisis que aunque no la quieran reconocer desde algunos lugares gubernamentales lo es, y que encima se está iniciando, pero ya hay muchos síntomas graves y desalentadores. En Argentina las cosas se suelen suceder una y otra vez en ciclos. Da la sensación de que todo esto ya lo pasamos, que ya lo vivimos en otra época.
—¿Uno cuando dice ciclos pareciera que pasa ‘solo', pero en este caso se sabía a quienes estaban votando, lo que iban a hacer y cómo iba a terminar, no?
—Es relativo porque algunos sí sabíamos quienes eran y que iban a hacer pero el discurso con el cual se promocionaban para solicitar votos durante la campaña no era precisamente esto que hicieron, hablaban de todo lo contrario. Las promesas de campaña no sólo no se han cumplido sino que se ha trabajado en la dirección contraria. Creo que la sociedad fue engañada por los Medios y los candidatos. Hay una alianza que hay que reconocer. Somos capitalistas pero hay que tratar de ponerle al capitalismo un límite para que no se constituyan abusos ni posiciones dominantes, que en algunos páises del mundo están puestas en práctica hace décadas y en Argentina no se pudo -como la Ley de Medios destinada a evitar monopolios en el sector de las comunicaciones-. Eso junto con la aparición de un signo político que propiciaba ciertos cambios hacia la derecha terminó haciendo que nuestro país esté pasando por una circunstancia inédita; que un gobierno que llegó promocionándose con ciertas medidas que nunca tomó se fue hacia el otro lado. Desde la prensa escrita y audiovisual hay un blindaje y un proteccionismo muy grande hacia este gobierno porque todavía les conviene que estén en el poder. Cuando ya no les convenga lo van a dejar de proteger y vendrá otro gobernante. A ellos no les interesa quien es el que está de turno, son pasajeros, simplemente que les den todos lo que ellos piden y quieren.
—20 años después Sr. Cobranza sigue más vigente que nunca.
—Cobra una vigencia increíble. Muchas canciones se vuelven a significar. La historia se repite y sigue siendo lo mismo. Nos habíamos distanciado de esto con el paso de gobiernos con otro signo político donde se conquistaron derechos, donde la sociedad avanzó hacia otros lugares, hacia una sociedad un poquito más justa y un poquito más igualitaria; donde se podía empezar a pensar y proyectar consignas como la Justicia Social, igualdad de oportunidades… Cosas que creíamos que ya se habían logrado. El retroceso asusta. Esta gente está volviendo a tirar por la borda conquistas sociales y a imponer un Estado de ‘no derecho'.
—Afecta a las libertades individuales y eso ya tiene otro color…
—Es preocupante. Por ejemplo, el presidente habló en un discurso reciente de volver a darle a las Fuerzas Armadas un rol en la sociedad interna. Este tipo de cosas apuntan hacia un Estado represivo.
—De hecho, hemos tenido el primer desaparecido en democracia y ‘no pasó nada'.
—Algo está sucediendo pero no en la medida que a uno le gustaría, quizás, ni con la celeridad que requiere el caso. Hubo muchas movilizaciones… finalmente apareció su cuerpo pero todavía no se sabe realmente qué fue lo que pasó con Santiago Maldonado. Lo que es horriblemente preocupante también es que todos los cargos públicos siguen en su sitio como si no hubiera pasado nada y ni siquiera hay detenidos. Si seguimos así van a pasar cosas que no queremos ni imaginar. La sociedad tiene que estar de vuelta al pie del cañón por manifestarse para conservar la libertad, para poder decir y hacer lo que queremos. La sociedad está en un estado de alerta y a la vez tenemos que estar cuidándonos mucho porque de todos lados la crisis empieza a apretar. Hay gente que lo está pasando muy mal y está tratando de no perder lo que habían conseguido. Es muy triste cuando la gente se queda sin trabajo y a la vez el costo de vida sube tanto que no se puede pagar las cosas; los servicios básicos se vuelven para una elite. Tener luz, agua y gas es un privilegio cuando todos sabemos que es un derecho.
—Volviendo a la banda… Habéis superado con éxito el cambio de ‘la cara visible' de la banda. ¿Esto ha probado que más que una banda sois un equipo?
—Me gusta que lo digas así. El producto del grupo es más que la sumatoria de las partes. Se produce algo que se llama ‘química'; ni bien no juntamos para volver en el 2011 sin la presencia de Gustavo, si se quiere su miembro más emblemático, teníamos también nuestras dudas. Había como un descrédito acerca de si la banda podía funcionar sin él, era un desafío. Nos dimos cuenta en seguida que la química entre nosotros estaba intacta, seguía generando una consonancia muy particular, como si nada hubiera pasado y las canciones seguían conectando igual. Siempre nos gusta ese desafío de tocar ante un público nuevo que no te conoce que no tiene una idea preconcebida sobre nosotros y sobre lo que van a escuchar, ese es el público auténtico, al que hay que conquistar.
—Eso ahora lo lográis en los viajes porque ‘jugando de local' es imposible que alguien no los conozca.
—En Argentina por suerte ya tenemos un piso en cual nos podemos recostar, si se quiere, pero en otros países tenemos que conquistar al público que es lo que hace al gusto de esta profesión. Aunque nadie te conozca y aunque nadie sepa ni una sola canción que estás tocando logres que el público esté ahí y se quede, se entusiame y aplauda y guste del show… Si eso se consigue es que estamos haciendo las cosas bien. Para la comunidad argentina que vive fuera es como reencontrase un poquito con su folkore, con su música, con su costumbres, con sus decires… Pero por otro lado también nosotros rescatamos mucho el hecho de que venga público local. Así como escucho música de otros países y la disfruto a pesar de no entender la letra hay en otros países que puede disfrutar de la energía de nuestro directo y de lo contagioso del entusiasmo que el público argentino pone en cada show. Eso es algo que nos moviliza a nosotros y a muchos, porque vemos que muchos compatriotas llevan a sus amigos locales y sin expectativas se van contentos habiéndose dado un baño de ‘argentinidad'. Afloran sentimientos entre el público que tenían guardados hace mucho tiempo aunque en Argentina las emociones siempre son más fuertes. Este año también estaremos en Rusia el día del debut de Argentina en el Mundial.
—A ver si nos cambia la suerte y la Bersuit va a tener que ir a todos los mundiales.
—Si acaso habrá que estudiarlo (risas). Deseamos ver otra vez otras Dalias lleno y que puedan disfrutar de nuestro show porque nos encata volver.
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