Imágenes del autor durante la presentación celebrada ayer en la librería Sa Cultural de Vila. | Daniel Espinosa

Es la tercera vez que Alejandro Palomas visita la isla para presentar un libro siendo la de Una madre la primera ocasión. Ayer presentó en la librería Sa Cultural de Vila para su última novela Un amor, que ha sido galardonada este año con el Premio Nadal. Palomas señaló a Periódico de Ibiza y Formentera que tiene esa consideración con Ibiza gracias al librero de la misma, Pedro González, quien desde el principio ha apoyado mucho su obra y ha generado esa relación especial que tiene cada «autor con su librero de cabecera».

—En esta contexto en que las librerías parecen destinadas a desaparecer es muy importante lo que me cuenta.
—Creo que es al revés, aunque en la isla queden pocas. Hubo un tiempo que parecía que sí pero esto tocó fondo y ha repuntado porque los editores se dieron cuenta que sin librerías no hay ventas de libros porque no se los expone.

—¿Cómo definiría Un amor y todo lo que ha generado a su alrededor?
—Ha generado a mi alrededor un mundo en el que muchos lectores y lectoras se han apoderado de una familia que ahora es suya. La familia que yo he creado ahora es la familia de mucha gente; incluso la gente muchas veces se equivoca y en lugar de decirme he leído Una madre, me dice he leído ‘Mi madre', como me pasó ayer mismo (risas). Es algo que yo he creado y ahora forma parte de un grupo muy grande, me encanta ese eco.

—Has compartido tu familia con todos.
—Yo tengo mi familia y también tengo esta, que se tocan en muchos aspectos pero la ficticia se convierte en familia real en tanto y en cuanto hay gente que la adopta, es como magia.

—¿De todos los tipos de amor que tenemos a diario cuál cree que es el más importante?
—Para mí ‘el amor amigo', el ‘amor romántico' ya no me llama mucho la atención la verdad. En mi caso particular es ‘el amor familiar', he tenido mucha suerte en ese sentido, pero si fuera un habitante más de este planeta en el que el amor familiar es difícil me intersa mucho el ‘amor amigo'. Es el amor que normalmente tiene menos cadenas, puede elegir, puedes decidir, tienes tu espacio...

—En esta obra también hay un perro, como amante de los perros, tengo que preguntarle lo que significan para usted estos compañeros.
—Llevo 14 años con mi perro, hay gente que dice ‘yo llevo 14 años con mi marido' o ‘con mi mujer', yo digo llevo 14 años con mi perro y para mí hay un antes y un después de esta experiencia. He aprendido a ser mucho mejor persona, más generoso, más simpático, solamente me ha dado valores buenos. Todo el mundo debería tener un animal en su casa para desarrollar cosas que normalmente pasamos por alto.

—Tiene mucha relación con los temas de su obra… Darlo todo sin esperar nada a cambio o la mentira, ellos no saben de esas cosas.
—Ello solo están, te miran, nunca hay juicio, esperan… Es un tipo de mirada que no existe entre nosotros. Nos aceptan con nuestras mentiras y nuestras verdades, da igual, mientras nosotros estamos cerca su mundo está bien. Son un miembro de la familia incluso más querido que muchos otros (risas).

—¿La mentira tiene cabida en nuestra sociedad porque en realidad la gente no quiere escuchar la verdad?
—Creo que porque tenemos muchos miedos dentro y tenemos que defendernos. Cuesta mucho vivir en la verdad, en realidad es muy fácil pero no nos educan para eso. Estamos educados para ser perfectos y entonces tendremos que ‘vendernos' siempre y para eso tenemos que mentir.

—Se supone que la verdad debería ser perfecta aunque no nos guste.
—La verdad es verdad, siempre. La mentira es la que se tiene que trabajar más e ir cambiándola de sitio para mantenerla, la verdad es muy tranquila en realidad. Se dice que a mentir se aprende porque para ser mentiroso se tiene que ser ‘un buen mentiroso'… No tengo tanta energía ni tiempo para vivir así (risas).

—¿Veremos a sus personajes protagonizando un cuarto libro?
—Mi intención es que sí pero nosé aun ni cuando ni como. Todavía no estoy trabajando en ello porque estoy viajando mucho por España.

—Esta vorágine llega a su vida a raíz del Premio Nadal. ¿Qué ha supuesto para usted?
—Muchas cosas, mayor visibilidad… Hay gente que no me había leído y ahora me lee. Hay más ruido también; y cuando el ruido desaparece queda lo que en verdad es. También ha supuesto haber llegado a un alto en el camino dentro de mi carrera, tener que parar a respirar un poco y a situarme. Hay un antes y un después y todavía no lo he calibrado.