Imagen de Juan Antonio Rosa, supervisor de la Unidad de Paritorio de Can Misses.

Un compañero de estudios extremeño le animó a venir a las Islas. «Nos dijo que había un montón de trabajo y nos fuimos unos cuantos compañeros de clase», relata. Llegó a Balears en 2008, su primer destino fue Mallorca donde compaginó su trabajo con la especialidad de matrón cursando la residencia en Son Espases. Volvió a la península en 2015 en busca de un trabajo más cerca de su tierra pero no encontró nada. El 21 de febrero de 2016 se trasladó a Ibiza.

Ha estado hospitales de Mallorca. ¿Por qué se trasladó a Ibiza?

—La culpa la tuvo Pilar Boto, la antigua supervisora de Paritorio y amiga mía, que trabajaba en Can#Misses y le encantaba. En ese momento estaba en Cáceres, no tenía trabajo y estaba esperando a ver si se movía por allí pero como la cosa estaba tan mala y Pilar me lo pintó tan bien decidí venirme. Al poco tiempo de venir me dieron una vacante y acabé de supervisor.

¿Estaba todo tan bien como se lo pintaron?

—Me dijo las cosas buenas y las malas, que el cambio de estación, del invierno y la primavera al verano es brutal. En invierno es más tranquila y más auténtica, es cuando más se disfruta de la isla porque luego viene el caos en verano. A diferencia de Mallorca, en Palma hay de todo, mucha oferta. En#Ibiza la oferta tienes que ir buscándola tú, hay cosas pero tienen menos difusión.

¿Cómo encaja un hombre como matrón en un mundo en el que predominan las mujeres?

—Tienes el inconveniente del género. Vas a atender mujeres y tienes que intentar hacer el doble o triple esfuerzo que tus compañeras para llegar a conectar con las mujeres. Intentar tener una sensibilidad especial y atenderlas como personas que son. Cuando estamos aquí no tenemos género, somos profesionales bien formados que estamos en este trabajo porque nos gusta y para trabajar para las mujeres.

¿Por qué decidió ser matrón?

—Me presenté al examen varias veces en Cáceres pero tenía pocos puntos y no me llegó la nota para coger la plaza. Me tomé un respiro. La decisión se empezó a gestar cuando estaba estudiando Enfermería. Me tocó rotación de paritorio. Mis hermanas estaban embarazadas y tuve la suerte de estar en la dilatación, el parto y conocer a mis sobrinos junto con sus padres. Me gustó mucho porque es el único sitio del hospital donde no tenemos pacientes. Tratamos y acompañamos a mujeres sanas que vienen a parir y que tienen uno de los mejores momentos de su vida.

¿Cuál es el mejor y el peor momento profesional que ha vivido?

—Cuando después de acompañar a la mujer en la dilatación llega el parto y disfrutas de ese momento tan mágico, íntimo y especial como el nacimiento del bebé. El parto es un proceso fisiológico que se puede desviar de la normalidad en cualquier momento y para eso estamos los profesionales para atenderlo lo mejor posible. Cuando se desvía tienes que estar al cuidado del bebé y de la mamá y es cuando peor lo pasas. A veces no hay desenlaces tan felices y nos cuesta, pero es nuestra competencia estar ahí y acompañar a la mujer en ese proceso.

Acumula varios premios en Can Misses. ¿Saca tiempo en su trabajo?

—Gané un premio de la Unidad de Seguridad del Paciente junto a mi compañera María José Sagardoy sobre simulacros de emergencias obstétricas que queremos llevarlo a cabo después del verano. Sacas tiempo de donde puedes. Tenemos turnos de doce horas y cuando el trabajo está más tranquilo podemos ir mirando cosas e intentar hacer proyectos.

¿Sigue pensando en volver a Cáceres?

—Creo que ya no.

¿Tanto le tira Ibiza?

—Sí. Aquí se tiene buena calidad de vida. La gente pone muchas pegas por lo de los pisos pero son ciclos y éste no va a durar siempre. Habrá un momento en el que pinchará la burbuja de precios y se recuperará.

¿Qué le aporta su trabajo?

—Aparte de mi satisfacción personal, tener ganas de levantarme cada día y decir que voy a trabajar porque me gusta lo que hago y quiero dedicarme a esto hasta que me jubile.

Aún le quedan muchos años pero ¿se jubilará en Can#Misses?

—Podría ser. #Conozco todos los hospitales de#Balears, excepto el Mateu Orfila de#Menorca, y en todos he estado muy bien pero me quedaría con Can Misses por la forma de trabajar, con el permiso de mis amigos y compañeros de Son Espases.

Estuvo en el parto de sus tres sobrinos. ¿Cómo actuará cuando llegue el momento de tener a sus propios hijos?

—A medio plazo quiero tener hijos. Yo haría de padre para estar con mi mujer y esperar al bebé. Tendría una matrona a mi lado.

¿Cómo reaccionan los hombres en el parto? ¿Se desmayan?

—Hay de todo. Algunos se desmayan y la mayoría lloran incluso más que la mujer en el parto, se emocionan mucho y ahí ves cómo son las relaciones de pareja. Hay mucha variedad. La mayoría se emocionan, lo viven de manera muy intensa y merece la pena. La apertura de los paritorios a los acompañantes y a los padres fue muy positivo.

¿Recuerda alguna anécdota?

—Un padre que lloraba mucho, no paraba de darle besos a su mujer y de mirar al bebé. En muchas ocasiones nos emocionamos porque ves que ha salido todo tan bien, es un momento muy guay y piensas ‘¡qué envidia! A mí me gustaría vivir este momento'.

No sé si le queda mucho para experimentarlo también.

—De momento veo a muchos bebés que nacen y con eso tengo bastante ahora.