En este sentido, el Consell d'Eivissa propuso que quedaran fuera de la limitación aquellos vehículos cuyos titulares sean personas residentes en Ibiza. Lo que sí se sabe es que, en relación a la limitación establecida en el artículo 3 del anteproyecto respecto a la entrada de vehículos en temporada alta, se excepciona de la prohibición a aquellos que siendo residentes en Ibiza acrediten la necesidad habitual de desplazarse a Formentera por motivos laborales.
Por su parte, desde el Consell de Formentera explicaron que habrá «prioridad» para los ibicencos, aunque no se sabe a ciencia cierta si incumbe a todos o si podrán tener algún tipo de restricción.
Hermandad en las islas
Según explicó hace unos días Vicent Torres, presidente del Consell d'Eivissa, «no se puede limitar que los residentes de Formentera vengan a Ibiza con sus vehículos, así que tampoco se puede limitar que los de Ibiza se desplacen a Formentera con los suyos». Palabras que comparten muchos vecinos de la pitiusa menor que consideran que las dos islas son «hermanas».
Valentín reside en Formentera y dice que se trata de un quid pro quo. «Nosotros vamos allí y nos dejan entrar, a lo mejor habría que dejarlos entrar libremente a ellos también». Aún así, considera que hay un problema a la hora de llevarlo a cabo. «El problema es la picaresca de ‘yo te alquilo el coche' como residente de Ibiza y aquí entra todo el mundo».
Además, es consciente de que el problema de saturación que vive la red viaria de Formentera cada verano no es único en el mundo. «Si pasas de Argentina a Chile te exigen o que pases en un coche de alquiler o que lo hagas con un conductor residente en Argentina. No sé si sería lo mismo».
En esta línea, cabe recordar que, en relación a los vehículos de alquiler, el Consell de Formentera será quien fije el número máximo de vehículos a motor que podrá entrar anualmente en la isla para su comercialización «oídas las empresas del sector de alquiler de vehículos».
Valentín también explica que Formentera está al límite «entre un crecimiento de turismo sostenible que es el monocultivo de la isla o morir de éxito». Algo que, dice, necesita de medidas urgentes porque el marketing que vendía, quizás ya no funcione. «Me acuerdo en un partido del Milán en San Siro en el que se leía ‘Formentera, l'isola della libertà' y, a partir de ahí, se produce un incremento del turismo italiano».
Un turismo al que califica de «bueno», pero que ha provocado que la isla llegue a un límite que pide parar porque «se va a producir el efecto contrario: a Formentera ya no se puede ir porque hay demasiada gente».
Muchos vecinos coinciden en la necesidad de limitar la entrada de vehículos porque cada vez hay más destinos apetecibles, como Túnez o Croacia, para el turismo. «Mucha gente va a dejar de venir por el agobio que supone estar aquí en verano», dicen. Aún así, expresan la necesidad de que los ibicencos puedan acceder a la isla sin ningún tipo de restricciones.
«La isla se merece que la cuidemos, pero somos como hermanos y tenemos que ayudarnos», cuenta Luna. Por su parte, Marga, residente también en Formentera, es consciente de las limitaciones de la isla. «Formentera es pequeña y limitada, no como Ibiza. Si allí se incrementa el tráfico lo solucionan con más carreteras y autovías. Aquí eso no se puede hacer porque tenemos lo que tenemos», señala. Aún así, es partidaria de que a los ibicencos se les de un «trato especial».
También hay quien no sabe cuál sería la fórmula perfecta para contentar a todas las partes. «Es un fastidio que pongan este tipo de limitaciones, pero sí que es verdad que tienen que hacer algo».
De momento, la ley se encuentra en periodo de alegaciones ya que los plazos que maneja el Ejecutivo autonómico para la entrada en vigor de la limitación de coches a Formentera está entre los diez y los doce meses.
Sigue en el aire el cupo máximo de vehículos que podrán circular por la isla y, también, cuántos coches de alquiler. Tampoco se sabe el precio que tendrá la tarjeta que deberán llevar los vehículos para poder acceder a Formentera; un distintivo que deberá llevarse en un lugar visible porque de lo contrario puede acarrear una sanción de hasta 600 euros.
En cuanto a las infracciones graves, el anteproyecto de ley establece como tales el circular por la isla sin el permiso correspondiente, desembarcar en la isla sin autorización o comercializar vehículos de alquiler «sin adecuarse a las limitaciones establecidas», entre otros casos, que se sancionarían con multas de 601 a 6.000 euros.
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