Aunque Cires admitió que los vecinos del barrio «tienen razón» en algunas de las quejas que presentan, explicó que hay cuestiones como la relacionada con una rejilla para la evacuación de aguas pluviales en el camino de Can Tomàs que corresponden a la concesionaria de la carretera de Sant Antoni, con quien el Ayuntamiento «está teniendo muchas dificultades para conseguir que se hagan cargo de diferentes asuntos». «La concesionaria tiene un contencioso con el Govern y va a su ritmo. Como ayuntamiento no podemos presionar directamente y lo tenemos que pedir vía Govern», explicó.
Otro de los asuntos que el alcalde atribuyó como responsabilidad de la concesionaria es el mantenimiento de los árboles de la avenida de Portmany, muchos de los cuales están muertos y han de reponerse.
Sobre la falta de iluminación, explicó que en diciembre de 2016 el Ayuntamiento gastó 60.400 euros en la instalación de diferentes farolas en dos calles del barrio que todavía no se han puesto en funcionamiento porque la compañía eléctrica Endesa no ha hecho la acometida necesaria para hacerlo.
Respecto al mal estado de los caminos, Cires recordó los daños que provocaron el año pasado las fuertes lluvias de diciembre una vez arreglados, por lo que este año se ha decidido no llevar a cabo ninguna actuación hasta la primavera. «No tenemos presupuesto para arreglar los caminos cada vez que llueve», destacó.
El alcalde de Sant Antoni atribuyó también al Govern las competencias sobre los torrentes de Can Tomàs aunque aseguró que un técnico municipal acudirá al barrio para comprobar qué sucede en las zonas inundables.
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