El GEN desbarra. En la época de la posverdad, de la mentira emotiva, difamar es la costumbre y normalmente sale gratis. Los ecologistas del GEN-GOB acusan al alcalde socialista de Sant Josep, Josep Marí Ribas ‘Agustinet', de conceder "un número indeterminado de licencias ilegales de obra mayor". La misma acusación vierte contra su antecesora del PP, Neus Marí. Y piden derogar la disposición transitoria decimocuarta de la Ley de Urbanismo, que ellos denominan ‘Ley Matutes', aunque sea a costa de perjudicar a centenares de propietarios de Cala Tarida. Y ya de paso, que dimita el alcalde. Si el GEN tiene constancia de alguna ilegalidad, lo que debe hacer es denunciarla en los tribunales. Dado que no lo hacen, con lo buenos que son ellos presentando denuncias y querellas, hay que concluir que no pueden probar sus afirmaciones. Y por tanto, bien harán ‘Agustinet' y el Ajuntament de Sant Josep de llevarlos a juicio por injurias y calumnias. La acusación vertida por el GEN es de la suficiente gravedad como para que algo así no se pase por alto.
El pacto en el Consell d'Eivissa se resquebraja. La desconfianza entre los partidos que merced a un pacto para sacar al PP, gobiernan en el Consell d'Eivissa, aumenta conforme se acerca el fin de la legislatura. E irá a más, que nadie lo dude. PSOE y Podem-Guanyem se pegan patadas por debajo de la mesa. A nadie se le escapa que la acusación de "adoctrinamiento turístico" que lanzó en el Parlament la diputada podemita Laura Camargo, es la reacción a la aprobación de la disposición transitoria decimocuarta antes citada. Recordemos que el portavoz parlamentario de Podem, Alberto Jarabo, acusó de deslealtad a los socialistas. Poca broma.
Nadie puede vaticinar cómo acabará la legislatura, aunque es evidente que a nadie conviene que el pacto se rompa, porque sería peor el remedio que la enfermedad. Solo cabe aguantar y tragar con lo que venga. Carros y carretas. Lo disfrazarán de diálogo, pero solo hay una clamorosa falta de dignidad política.
Mercadillos navideños. Y en las principales ciudades y pueblos, los mercadillos navideños son un atractivo que se busca potenciar al máximo. En Eivissa, por lo que denuncian los artesanos que en ellos participan, no es así. Ahora que tenemos unos grandes espacios peatonales, el consistorio parecer quererlos vacíos, para que no se estropeen. Como un sofá que hay en casa de mis padres, en el que nunca pudimos sentarnos para que estuviera siempre nuevo. El gobierno municipal que lidera Rafa Ruiz debe revisar su política en este asunto, porque los resultados no parecen los esperados. Con lo fácil que sería contentar a los artesanos, es inexplicable que se les perjudique a conciencia. El consistorio de Vila debería intentar no crearse tantos enemigos, que comienzan a ser legión, y hacer más amigos. En las elecciones les harán falta.
Que pasen un feliz domingo.
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