Juanjo Riera, el presidente de los hoteleros pitiusos, durante su entrevista para Periódico de Ibiza y Formentera. | D. E.
El presidente de la Federación Empresarial Hotelera de Ibiza y Formentera (Fehif), Juanjo Riera, valora positivamente la temporada turística 2017 aunque atribuye la percepción general de haber experimentado un verano «atípico» al descenso de las estancias medias y el incremento de la oferta ilegal. Riera advierte de que apostar por una oferta de lujo pone en riesgo al turismo familiar y avisa de que doblar el impuesto turístico, junto a la bajada de la libra, pueden afectar a la llegada de británicos, el principal mercado extranjero emisor.
—Más turistas que nunca, pero un verano atípico en las Pitiusas, ¿por qué?
—Yo creo que se había vendido la piel del oso antes de cazarlo. Tanto en Ibiza como en Formentera, el verano de 2016 fue excepcional. Somos todos conscientes de ello y este año se habían creado unas expectativas demasiado altas. A muchos les parecerá que ha sido una temporada regular cuando hay que pensar que a nivel de ocupación hotelera en 2016 se alcanzó casi el 87%. Desde que hacemos las estadísticas de la Fehif, nunca habíamos encontrado una ocupación tan alta. Este año estaremos entre un 84% y un 85%, que siguen siendo niveles realmente altos teniendo en cuenta que en 2015 el promedio fue del 80%. En Formentera, el comportamiento ha sido similar. En términos generales ha sido una buena temporada.
—¿Cómo debe revertir Ibiza esta tendencia que habla de estancias turísticas más cortas?
—Del 2012 al 2016 las estancias han bajado en un día, pasando de un promedio de seis días a cinco días en hoteles. En los apartamentos turísticos también ha bajado de 6,5 a 5,5 de estancia media. Luego hay muchas más causas, como que hay mucha oferta ilegal en la isla de Ibiza.
—¿Puede la nueva ley turística frenar los pisos turísticos?
—Si hay una buena inspección y se producen sanciones va a servir para que muchos pisos y apartamentos que se alquilaban a turistas pasen al alquiler de todo el año. La nueva ley turística tiene una serie de aciertos: dice muy claro que todo lo que sean estancias inferiores a 30 días son turísticas; establece la obligación por parte del propietario o del arrendador de un establecimiento turístico de que debe mostrar su número de licencia. Un portal tan importante como Booking.com a finales de septiembre ya recordó a todos los establecimientos de Balears la obligatoriedad de proporcionar el número de licencia turística. Y si en un determinado plazo no se había aportado lo quitaría de la venta, y lo ha hecho. Y luego otras plataformas como Airbnb, Homeaway y otras son reacias a solicitar a sus anfitriones el número de licencia turística. Hay que instar a estas plataformas a que la aporten.
—¿Son partidarios de aumentar las plazas turísticas legales si realmente se desploma el alquiler turístico en pisos y apartamentos?
—En Ibiza tenemos 56.000 plazas de hoteles; 20.000 plazas de apartamentos turísticos; 21.000 de viviendas turística vacacionales; unas 1.600 plazas de camping y unas 670 de turismo rural y agroturismo. Eso dan unas 100.000 plazas. Luego está la famosa bolsa de plazas del Consell d'Eivissa. Cualquier ampliación que se quiera hacer en un hotel se debe acudir a esta bolsa y cada plaza cuesta unos 4.300 euros, es decir, unos 8.600 por una habitación doble. Si alguien quiere ampliar su hotel en 20 habitaciones dobles debe pagar unos 172.000 euros. Con la nueva ley, las viviendas turísticas vacacionales también tienen que comprar sus plazas de esta bolsa. En plazas, Ibiza no puede crecer mucho. Aunque el crecimiento cero tampoco creo que sea la solución. Lo que hay que ir es a que las plazas turísticas legales son las que aportan valor a la sociedad porque crean más puestos de trabajo.
—¿Cómo valora el reparto del impuesto turístico teniendo en cuenta que Menorca recibirá más que Ibiza y Formentera juntas?
—Hubiéramos querido que Ibiza no tuviera menos fondos que Menorca. Yo no tengo la explicación, no entiendo cómo es posible que una isla como Menorca, que tiene menos población que Ibiza, menos llegadas de pasajeros y menos afiliados a la Seguridad Social en el sector servicios, reciba más que Ibiza. Además, el PIB de Ibiza y Formentera tiene más dependencia del turismo que Menorca, que tiene otras actividades como el calzado, la bisutería, los productos lácteos... Nosotros tenemos mayor dependencia del turismo. Y es muy difícil explicar que a Menorca se le den 9 millones y a Ibiza 7,7 y a Formentera 2,2.
—¿Considera que hay margen para incrementar el impuesto? ¿Qué impacto puede tener para las Pitiusas si se dobla en verano?
—Yo creo que va a haber varios problemas. Uno es que será muy difícil explicar al cliente por qué hemos doblado un impuesto de un año a otro. Esto puede beneficiar a otras zonas de España donde no tienen este impuesto como la Comunidad Valenciana o Andalucía. El cliente allí podrá disponer de más dinero para su gasto diario y esto dentro de un mismo país. Esto, además, incentiva que la gente acuda a la oferta ilegal porque no tendrá que pagar la ecotasa. Los turoperadores también están en contra de esta subida.
—¿Se ha envuelto Ibiza en una espiral nociva de abusos de precios en todos los sectores?
—Al final, el mercado lo va a regular. Si se empiezan a abrir destinos competidores pues puede producirse una bajada de precios. Lo que tendríamos que hacer es adaptar las infraestructuras, que buena falta hace. Hay una auténtica fiebre por abrir hoteles de 5 estrellas. Hemos pasado de tener uno, Hacienda na Xamena, a tener 14 este año.
—Si los precios se mantienen al alza, ¿corre Ibiza el riesgo de perder el turismo familiar?
—De hecho, el riesgo es cierto. Portinatx los ibicencos la teníamos como una zona de turismo familiar. Hoy en día se han renovado varios hoteles que han pasado a ser adults only. La mayoría de oferta allí es ésta, cuando desde hace años estaba encaminada al turismo familiar. Este segmento se da mucho en es Figueral, cala Pada, Port d'es Torrent y la bahía de Sant Antoni... Pero sí que ha bajado esta oferta.
—¿Qué le parece la financiación para Ibiza de la promoción turística, que supondrá en torno al 20% del total?
—A mí en principio me parece bien y lo voy a argumentar: en el tema de la promoción turística, en nombre de la Fehif, ¿cómo lo hacemos para no perjudicar a Formentera? Pues tendremos que tener un importe que sea el mismo para todas las islas. El importe fijo lo normal es que se acordara aumentarlo durante estos años. Si contamos con un presupuesto, se tendría que restar la suma de las cuotas fijas de las islas y el restante repartirlos en función de unos parámetros establecidos, Mallorca un 50%, Ibiza un 20%, Menorca un 17% y Formentera un 11%. Además, hay una cantidad que se dedica a formación que ha conseguido el Consell d'Eivissa. Claro que nos gustaría tener más recursos para formación, pero está bien.
—Hábleme del comportamiento de los mercados emisores de turistas.
—Una de cada cuatro llegadas de pasajeros es de británicos. De 3,7 millones de turistas, si quitamos 1,3 de nacionales, quedan 2,4 millones. De ellos, 911.000 fueron británicos. Para este año no nos preocupaba porque, además, no se está aplicando un Brexit duro, pero a ver de cara a 2018 porque tenemos una fuerte dependencia de este mercado. Estoy seguro de que este año la bajada de la libra ya ha tenido repercusión en lo que es gasto en destino. Ya veremos lo que pasa si encima se dobla el impuesto. Además, ellos están promocionando mucho el destino Grecia. Luego, pues no hemos conseguido captar a los escandinavos y tampoco a los rusos y polacos. El mercado francés es volátil y viene, en gran parte, por la inestabilidad de destinos del norte de África donde tienen una vinculación histórica. Aún así, las perspectivas para 2018 son buenas porque Ibiza tiene una gran fortaleza y es estar a dos o tres horas de cualquier capital europea.
—¿Qué van a hacer para intentar atraer al mercado alemán?
—El Consell d'Eivissa está trabajando con una compañía aérea alemana para tener vuelos en invierno; se está negociando pero no sería antes del año que viene. Históricamente, el mercado alemán de 4 millones de pasajeros que vienen a Balears, un 90%, 3,6 millones, van a Mallorca. Luego a las Pitiusas unos 330.000 y a Menorca 70.000. Los turoperadores alemanes para tener un volumen de pasajeros, economías de escala y costes más económicos han apostado siempre por Mallorca, que tiene una capacidad hotelera mucho mayor que Ibiza, y hay que reconocer que hay zonas en Ibiza donde se ha perdido relevancia de este mercado, como Platja d'en Bossa y Sant Antoni y bahía. El turismo alemán está muy centrado en el municipio de Santa Eulària y después en Cala Sant Vicent, puerto de Sant Miquel y Portinatx. El alemán no viaja de forma tan independiente como el británico.
—¿Está de acuerdo con Abel Matutes Prats en que el nuevo convenio de hostelería es una mala noticia para los empresarios?
—Había un convenio en vigor hasta el 31 de marzo de 2018. El día 25 de septiembre la patronal de Mallorca nos presenta un borrador del contrato. Les decimos que no estamos de acuerdo porque no se nos ha dejado participar y que tanto los de Menorca como nosotros lo llevaremos a nuestras juntas directivas, pero nos dicen que les demos una respuesta el día siguiente. Les decimos que no lo vamos a firmar porque no nos han dejado participar y el convenio se firma el día 28. Fíjese la repercusión que ha tenido que nadie se quiere postular a presidir la patronal hotelera de Mallorca. Dicho esto, hemos tenido 4 años, de 2014 a 2018, con un convenio con una subida muy moderada pero razonable, del 1,125% durante cuatro años. Ahora tenemos una subida más alta, bien. Si las temporadas van bien no creemos que tenga repercusión en el empleo, pero como nadie sabe lo que pasará, vamos a ver cómo van. Si este convenio sirve para que haya paz social y se active el consumo porque económicamente le va mejor a todo el mundo, pues no me parece tan mal convenio, pero dependerá de cómo vengan las temporadas.
—¿Van a abrir más hoteles en invierno y se adelantará la temporada?
—En Platja d'en Bossa ya se abrió más pronto este año y yo creo que habrá hoteles que abran en la Semana Santa de 2018, que cae en la última semana de marzo, y luego mantendrán ya abierto. Será como ganar un mes a la temporada. Si es que realmente se podría trabajar 7 meses, del 1 de abril al 31 de octubre, pero los turoperadores se muestran muy reacios a prolongar la temporada un mes más. En abril se pueden encontrar las mismas temperaturas que en mayo, pero la mayoría de ellos no toman la decisión de empezar a volar desde finales de marzo.
—Con casi todas las reformas hoteleras realizadas, ¿en qué porcentaje bajará la inversión empresarial? ¿Qué novedades presentará la planta hotelera en 2018?
—La inversión va a bajar, pero todavía quedan muchas reformas por hacer y no solo en hoteles –nos piden muchas reformas de cuartos de baño– sino en inmuebles en general. Como novedades a finales de 2018 está prevista la apertura de un hotel 5 estrellas en el solar del cine Serra; luego en cala Codolar, en Sant Josep, se va a abrir el resort de lujo Seven Pines; luego otro resort de lujo entre cala Xarraca y Portinatx, y el Els Pins, de 4 estrellas, en la bahía de Sant Antoni.
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