Jaume Estarellas, biólogo y técnico de Medio Ambiente del Consell d'Eivissa, explica que este tipo de cañaverales es un espacio muy adaptado al fuego que se regenera con mucha rapidez debido a la gran humedad del suelo que, en caso de incendio, impide que la raíz de la planta se queme.
Los hechos
En la mañana del pasado 6 de marzo, un fuego que, desde el principio se comprobó que era intencionado, arrasó rápidamente un total de ocho hectáreas del corazón de ses Feixes. El viento y la sequedad del terreno hicieron el resto ante la mirada atónita de políticos y ciudadanos que veían cómo este humedal, abandonado durante décadas por la desidia de las administraciones insulares, prendía en largas llamas de diez metros de altura y transformaba en cenizas este terreno rústico protegido de especial interés.
Los informativos nacionales mostraron ese día la impactante imagen del fuego con Dalt Vila de fondo que, tras obligar a cortar el tráfico la avenida de Santa Eulària por el evidente riesgo que suponía, amenazaba el centro de la ciudad por la tardanza en la llegada de los medios aéreos que, finalmente, lograron controlar el incendio a primera hora de la tarde.
A pesar de la aparatosidad del incendio, el aspecto actual de ses Feixes des Prat de Vila no difiere mucho del que tenía hace medio año. «Calculamos que estarán recuperadas totalmente en un periodo de uno o dos años», asegura Estarellas, que apunta que, aunque las cañas ya han resurgido, todavía tienen que crecer el doble para alcanzar su altura original.
La buena noticia es que algunas de las especies animales que antes del incendio tenían como hogar este cañaveral han vuelto a ocupar el paraje. Aves como el ruiseñor bastardo, el carricero común o la polla de agua, según explicó el técnico medioambiental del Consell, han regresado a ses Feixes. «No en la cantidad que antes del incendio, pero en poco tiempo volverán», afirmó.
Estado actual
No obstante, el estado en que se encuentra el único pulmón verde de Vila sigue siendo lamentable. Al adentrarse en ses Feixes, la basura, que afloró en su totalidad tras el incendio, sigue presente entre las cañas y solo algunas señales desdibujadas por el tiempo y la falta de cuidado indican paradójicamente que nos encontramos en una zona protegida que empezó a degradarse con la llegada del turismo a partir de los años 60 del siglo XX.
Desde entonces, ses Feixes han visto amenazada su existencia por la construcción de modernos edificios a su alrededor y un sistema de canales contaminados por los vertidos ilegales como consecuencia de la inacción política y la inexplicable tardanza en aprobar un Plan Especial que permita conservar esta pequeña zona húmeda junto al puerto de Vila cuyo sistema de canalizaciones se ha colapsado al ver estancadas sus aguas.
En estos momentos, como explica Jaume Estarellas, las cañas han invadido todo el paraje y eso impide que en sus canales, taponados por la suciedad y la vegetación, corra el agua. «Haría falta cultivar algunos trozos de tierra para conseguir el efecto mosaico necesario, desbrozar la zona y limpiar los canales para empezar a recuperarla», explica.
El gran problema es que estos terrenos son de propiedad privada y limpiarlos es una tarea que corresponde a sus propietarios, quienes tras el incendio alegaron en su favor que el Ayuntamiento de Eivissa no les daba los permisos necesarios.
Compra
Por su parte, desde el Consistorio, han destacado su intención de comprar los terrenos si algún propietario quisiera venderlos para poder actuar en ellos pero, de momento, ninguno ha mostrado interés en hacerlo. Vila asegura además que se mantiene la actuación de control a los negocios irregulares de la zona que fueron precintados tras el incendio y que, en el caso de que se detectara alguna actividad no permitida, se darían los pasos administrativos correspondientes.
Aunque la reversión a su estado original de las antiguas feixes des Prat de Vila es imposible, los expertos en cuestiones medioambientales creen que existen posibilidades de recuperar en parte la zona. Para conseguir este objetivo habría que comprobar el estado de los canales que antiguamente desembocaban en el mar y volver a hacerlos funcionar. En el caso de que se pudiera, habría que habilitar una nueva canalización que permitiera recuperar el circuito hídrico para darle al agua salida al mar. La única esperanza por recuperar el último reducto de ses Feixes donde la vida vuelve a brotar a pesar de las llamas y de la desidia.
1 comentario
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A ver quien mete mano ya de una vez por todas a esas feixas, que eso es un nido de mierda y ratas totalmente improductivo.