El origen de esta preciosa historia está muy lejos de Ibiza. Concretamente en la ciudad de París, capital de Francia. Allí, en septiembre del año pasado, dos artesanas de la asociación Es Retorn viajaron a la feria especializada en moda Who's Next invitadas por la vicepresidenta segunda del Consell d'Eivissa, Marta Díaz, dentro de la comitiva de diseñadores de Moda Adlib. Eran Loreto Mayol e Isabel Prats Bonet. Allí, ambas cosecharon tanto éxito con sus espardenyes ibicencas que la segunda, a su regreso, le propuso a su nuera, Patricia Monjo Díaz, dar un paso más y crear una empresa que pudiera vender este calzado tradicional ibicenco pero adaptado a los nuevos tiempos. Y así, nació Espardenyes Torres.
Ahora, esta pequeña empresa ha irrumpido con fuerza en el mercado con multitud de pedidos de todas partes del mundo a través de su propio canal de Facebook (Espardenyes Torres) y con la selección para participar por primera vez en la segunda jornada de la Pasarela Adlib que se celebrará el sábado 20 de mayo en el Puerto de Ibiza. Allí, según explicó Patricia Monjo a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA, mostrarán diez pares creados para la ocasión, prestarán calzado suyo a algunos otros diseñadores participantes que se lo han pedido y, además, dejarán otros diez pares en la parte del vestuario para que todo aquel que las necesite y lo desee las pueda coger para sus modelos.
Será sin duda un magnífico escaparate y un empujón para un trabajo completamente artesanal ya que tanto Patricia como su suegra Isabel crean a mano en su pequeño taller de Sant Antoni cada una de las espardenyes que se les encargan. Tardan una media de seis horas en cada una ya que emplean herramientas de toda la vida como los puntalets, las tijeras o el metro de medir que siempre hemos visto en casa de nuestras abuelas. De hecho, como confiesa Isabel con una gran sonrisa, el método de construir estas espardenyes es el mismo, sin cambiar nada, que el que hacía su abuela en Ibiza hace ya casi medio siglo usando la tradicional pitra.
Tradicionalmente había distintos modelos de espardenyes. Estaba la calada que siempre se usaba para trabajar y a la que a menudo se le ponían taloneras y punteras de hierro, clavadas con clavos de hierro, llamados esteperol, para que no se desgastasen tan pronto; las escotadas, usadas especialmente por las mujeres de Formentera; la catalana con las características vetas negras o de colores para atar al tobillo; la blutxer o de ojetes que intentaba imitar forma de un zapato, y estaba ribeteada con veta y llevaba unos ojetes de metal por donde pasaba el cordón; o la de cubierta de pitres que se guardaban más para mudar.
Ahora, gracias a ellas, en su taller hay espardenyes de colores rojos, dorados o plateados, con todo tipo de complementos e incluso unas con cuña que están teniendo mucho éxito entre las mujeres y que han sido bautizadas con el original nombre de Martas. «Al principio empecé creando unas que sólo tenían una cuña alta por la parte de delante pero un día, la vicepresidenta segunda del Consell, Marta Díaz, a la que le encanta todo lo que tiene que ver con la tradición de Ibiza e ir siempre con tacones, me propuso que hiciera unas que tuvieran cuña alta por delante y por detrás. Se las hicimos, se las presentamos y le gustaron tanto que siempre que va a un sitio habla bien de nosotros, así que en su honor las hemos bautizado como Martas», explicó Isabel sobre esta curiosa historia.
Además otro de los alicientes para comprar este calzado, que oscila entre los 70 euros la más barata hasta los 100 la más cara, es la posibilidad de customizarlas a medida. Según explicó Patricia Monjo, el cliente dice la talla, mide el tamaño de su pie, y después ellas hacen el modelo a su gusto, en el color que quiera y con los complementos que desee. Eso hace que, según la creadora de la empresa, «el producto sea completamente único pudiendo disfrutar de un calzado cómodo, diferente, completamente artesanal, basado en la tradición de la isla de Ibiza y único».
En este sentido, ambas han explicado que este tipo de calzado se está poniendo muy de moda sobre todo entre las mujeres que buscan algo diferente para combinar prácticamente con cualquier vestido. «Son fáciles de llevar, cómodas y ligeras y por eso, muchas de nuestras clientas nos las compran para luego ponérselas en eventos como bodas, comuniones, bautizos o graduaciones», concluyó Patricia Monjo.
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