Un hecho que, afortunadamente, y gracias al buen hacer de los vecinos, voluntarios y personal del consistorio de Vila, quedó en mera anécdota. Eso sí, a muchos de los presentes en el Parc de la Pau no les gustó demasiado la idea de que el Carnaval se prolongue unos días más dejando en medio a la sardina camino de su entierro. Por el contrario, lo que si gustó y mucho fue todo lo que rodeó a esta fiesta que se ha convertido en un acto clave en la programación del Ayuntamiento de Vila.
Como suele ser habitual, en torno a las 19.00 horas y con una puntualidad casi británica salió una comitiva fúnebre encabezada por un obispo y un cura de unos cincuenta miembros desde el local social de Es Clot, en el número 21 de la calle Agapito Llobet. Precediendo la marcha y con la sardina a cuestas marchaban cuatro hombres, elegantemente vestidos, y detrás una amplia comitiva de mujeres, de riguroso luto, algunas con mantilla y con rosarios en la mano, y llorando «a moco tendido». Incluso, a más de una se le escapaban sentidos y lastimeros «¡¡Ay que pena, que se nos ha muerto la sardina!!».
Por cierto, que este año, la sardina, creada por los vecinos Toni Colom y Basilio Gómez, portaba una corona y si tenemos en cuenta que siempre ha sido una sardina muy crítica muchos de los presentes captaron rápidamente el mensaje.
Sardinada y baile
En menos de media hora la comitiva hizo acto de presencia en el Parc de la Pau, donde la fiesta iba en aumento a la espera de la sardinada que se ofrece todos los años. En este caso, y según explicó el presidente de Es Clot, Pepe Pérez, a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA, el Ayuntamiento de Vila aportó de forma totalmente desinteresada 90 kilos de pescado y 25 panes payeses que se fueron sirviendo en distintas raciones de forma gratuita.
Mientras, y después de que Ricardito se encargara de amenizar la tarde, fue el momento de gloria de los miembros de la Asociación de Vecinos de Es Clot, quienes subidos al escenario demostraron un año más sus grandes dotes de bailarines y su gran evolución edición tras edición. Los números comenzaron al ritmo de la archiconocida canción Desde Santurce a Bilbao, y después, durante algo más de 45 minutos, se fueron sucediendo actuaciones sin descanso, entre cuplés, bailes, parodias, bromas y, sobre todo, la divertida El peluquero de señoras que levantó grandes carcajadas.
Finalmente, una vez terminado el festival se procedió a quemar la sardina para despedir el Carnaval hasta el año que viene... ¡¡Ah!! ¡¡No!! que aún nos queda la rúa de Sant Antoni el sábado.
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