Partieron con el objetivo de visitar uno de los mejores lugares del mundo para poder interactuar con cetáceos y lo consiguieron. Los catorce navegantes, once hombres y tres mujeres, la mayoría estudiantes del título de capitán de yate de la academia náutica ibicenca Stella Maris acaban de finalizar con éxito su viaje en el puerto de La Paz, en Baja California.
En sus retinas se traen el mejor de los regalos, largos baños con focas y cachalotes, además del avistamiento de delfines, mantas, rayas tortugas, águilas y demás aves marinas. «Lo más entusiasmante fue bañarnos con focas, ya que es de los pocos sitios donde puedes hacerlo. Se acercaban mucho, sobre todo los cachorros que son muy curiosos y se ponían a diez centímetros de las gafas. E incluso una se nos subió a la piragua», recordó ayer todavía entusiasmado a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA el director de la academia y a su vez capitán del catamarán de la expedición José Deprit.
Además, Deprit destacó que buena parte de la navegación la realizaron rodeados de una manada de unos 20 cachalotes, «una de las especies más complicadas de contemplar dentro de los cetáceos».
En este sentido, Deprit recordó que «en el Mar de Cortés, el 85% de los cetáceos del Oceáno Pacífico pasan por ahí, que es la mayor reserva de águilas marinas y que la variedad de pájaros, peces, aves, tortugas, colonias de focas no la encuentras en ningún lado».
Incluso, destacó la combinación de paisajes desérticos, manglares, salineras y el color turquesa de las aguas, «como las de Formentera, que tampoco las encuentras en ningún lado y lo bueno es que no hay absolutamente nadie».
Una travesía tranquila
Por lo demás, la travesía a bordo de un catamarán y un velero monocasco ha resultado tranquila. Durante unos 15 días los estudiantes han puesto en práctica sus conocimientos de navegación mientras avistaban focas y cachalotes en uno de los pocos Patrimonios de la Humanidad a nivel de reservas marinas junto a la Gran Barrera de Coral de Australia y las Islas Galápagos.
Según explicó Deprit, solo pasaron problemas los dos últimos días, cuando estaban a 130 millas de su destino, el puerto de La Paz. «Comenzó un temporal del norte, así que bajábamos con la ola a favor y durante aquellos días por la noche no navegábamos aprovechando las pequeñas islas deshabitadas que había de camino para parar y fondear».
En este sentido, el director de Stella Maris resaltó que «al ser una zona volcánica, había conos de volcán sumergidos en el agua, donde las paredes nos protegían del viento y del mar, permitiéndonos dormir sin movimiento».
Por todo ello, Deprit destacó a su tripulación, «un grupo inteligente que ha sabido disfrutar mucho, con entusiasmo, con ganas de descubrir cosas y que se ha ido muy satisfecha».
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