Nervios, tensión y un gran revuelo en una conocida cafetería de la calle Cervantes de Sant Antoni. Es lo que se vivió ayer a mediodía tras ser denunciada la posible presencia en el establecimiento del hombre que las fuerzas de seguridad buscan como el autor material del acuchillamiento de un vecino alemán del municipio.
El episodio de alarma se desencadenó minutos después de las 15 horas. Según fuentes conocedoras de los hechos, la mujer de la víctima del acuchillamiento alertó al 112 sobre la presencia en la cafetería Guay de un individuo que, según advertía, era el presunto agresor.
Hasta la confluencia de las calles Cervantes e Isidor Macabich llegó rápidamente una primera patrulla de la Policía Local de Sant Antoni.
Intervención
La mujer de la víctima accedió al local acompañada por agentes de la Policía Local. Según testigos presenciales, la mujer señaló al joven que había reconocido como el agresor y uno de los agentes procedió a su identificación.
En el interior del establecimiento había una quincena de personas que asistían atónitas a los momentos de tensión y nerviosismo que se vivían ya que, según las mismas fuentes, «la mujer estaba muy nerviosa y nadie entendía nada de lo que estaba ocurriendo».
En cuestión de minutos llegaron otras patrullas de la Policía Local y de la Guardia Civil.
Los agentes corroboraron que el señalado no era Mohamed B.L., el joven marroquí de 36 años que está en búsqueda y captura desde el domingo. Hasta el local también se acercó el hombre de 56 años que sufrió el ataque y que recibió el alta hospitalaria el martes.
En el exterior del establecimiento se concentraron decenas de vecinos que se quedaron pendientes de la resolución de la actuación policial.
La Guardia Civil mantiene activo el dispositivo de búsqueda de Mohamed B.L., exconvicto que el domingo cosió a cuchilladas a un alemán de 56 años en el bar Urban.
1 comentario
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En esta cafeteria suele ser habitual el encontrarse muchos días a mas de 30 personas de origen norte-africanos, "moros" que en muchas ocasiones no tienen ni oficio ni beneficio y quien viva en el pueblo saben perfectamente a lo que se dedican. Los empresarios del pueblo deben de escoger mejor a sus clientes para evitar hechos como este. Es cuestión de lógica y de sana salud empresarial.