Cáritas de Ibiza impulsa este mes una nueva campaña para fomentar la reutilización de ropa y calzado. Gracias a una subvención de 10.200 euros concedida por el Consell d'Eivissa, la entidad diocesana cambiará la imagen de los 115 contenedores de material textil que tiene repartidos por la isla con el fin de incrementar la ayuda a personas vulnerables. A través de pegatinas y folletos, Cáritas pretende explicar el recorrido que realiza la ropa donada hasta que llega al destinatario final y concienciar sobre la necesidad de reciclar frente al «consumismo brutal» extendido en Occidente. Según explicó el coordinador de Cáritas de Ibiza, Gustavo Gómez, los carteles también tendrán incorporado un código QR que redirige a la web de la organización caritativa, donde se detalla la información sobre esta nueva acción.

Gómez insistió en que el «consumo brutal» de material textil o tecnológico (el coltán para los móviles), está directamente vinculado a la pobreza y a la destrucción del entorno por la explotación a la que se somete a quienes fabrican estos productos en países del Tercer Mundo.

El objetivo final de la campaña es por un lado la reducción de residuos y la reutilización de prendas, y por otro la reinserción social y la puesta a disposición de los más vulnerables de ropa y calzado. Bajo estas premisas participan una veintena de personas en el taller ‘A Tot Drap' de reciclaje y en las clases de habilidades sociales para la reinserción social y laboral de Cáritas.

El año pasado la entidad de la Iglesia recogió 400.000 kilos de ropa en Ibiza que destinó tanto a las tiendas sociales como a la venta del excedente fuera de la isla para reinvertir esos ingresos en nuevas acciones sociales.

Gómez explicó que Cáritas comenzará a colaborar con una entidad caritativa de Barcelona para conocer dónde termina esa ropa que exportan y el recorrido que realiza. «Nos ocupa y nos preocupa vigilar que todos esos procesos terminen como toca y que no se perjudique a nadie», subrayó.

Este año Cáritas prestará ayuda a unas 1.500 personas, una cifra similar a la de los últimos años. «Eso es significativo de que aunque se habla de que la cosa va mejor y que nos recuperamos económicamente, los de abajo no recuperan o les cuesta mucho. Aunque a nivel laboral ha bajado el paro las condiciones laborales no mejoran y vemos día a día a ‘trabajadores pobres', gente que no llega a fin de mes trabajando 40 horas semanales y tiene que venir aquí a pedir una bolsa de comida. Es preocupante y terrible», explicó.