El Ayuntamiento d'Eivissa establecerá criterios más restrictivos para estacionar en Dalt Vila ante la enorme saturación que sufre el barrio y la falta de espacio para aparcar.
Las concejalías de Movilidad y Policía Local han revisado los criterios mediante los cuales se concedían las tarjetas de acceso y aparcamiento en el barrio.
Según han recordado fuentes municipales, Dalt Vila ya era zona ACIRE, de aparcamiento regulado y controlado, aunque las medidas adoptadas no habían dado los resultados esperados, según el Consistorio.
De hecho, el pasado año se concedieron 600 tarjetas para 190 plazas reales.
Con el objetivo de avanzar en las medidas de protección del núcleo histórico y para favorecer a los residentes en la zona, se han establecido nuevos criterios para reducir notablemente los vehículos autorizados y así, mejorar las condiciones de este espacio.
Con esas nuevas condiciones, los residentes empadronados en las calles de Dalt Vila podrán tener dos tarjetas por vivienda, más una tercera adicional si hay algún miembro de la familia con vehículo adaptado por discapacidad.
Otra ventaja para los vecinos es que desde ahora las tarjetas tendrán una duración de dos años.
También podrán obtener tarjetas los establecimientos hoteleros del interior de Dalt Vila, con un máximo de una tarjeta para estacionar y otra para circular y dar servicio al establecimiento.
El resto de empresas de servicios podrán acceder con tarjetas temporales que se recogen en la caseta de control de acceso.
Asimismo, se aprovechará la nueva regulación para limitar el horario de carga y descarga en Dalta Vila, que desde ahora será de 8 a 11 horas, de lunes a domingo.
Estos cambios entrarán en vigor el 1 de marzo.
El equipo de gobierno ha recomendado a los usuarios afectados que realicen sus solicitudes para el registro de entrada en los próximos días.
Desde el Ayuntamiento han recordado que el año pasado ya se eliminó la posibilidad de que los concejales, así como el personal de confianza del Consistorio, tenga acceso a las autorizaciones y también se han eliminado las plazas de parking reservadas para la Corporación y el alcalde.
También se adoptaron medidas para controlar que la plaza de España fuera un espacio para peatones, tal y como señala el PEPRI.
El objetivo, según han dicho, es que Dalt Vila se convierta en un espacio con menos vehículos.
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Convendría saber cuántos residentes reales tiene Dalt Vila. Hay que aplaudir al Ayuntamiento por decidirse a entrar, por fin, en el caos de saturación por falta de espacio para aparcar. 600 tarjetas para 190 plazas supone una situación desbordada sin vigilancia hasta que media denuncia, y, en muchos casos, la grúa no puede intervenir entre la estrechez. En la Plaza de la Catedral, por ejemplo, no cabe un alfiler más, mientras algunos establecimientos hoteleros ocupan espacio con sus grandes y pequeños vehículos. La concesión o renovación de licencias de negocio debe respetar su viabilidad para no aumentar el caos y el desgobierno. Por otro lado, convendría potenciar el uso del vilabús. Respecto a los motocarros biplaza que dan servicio desde Vara de Rey hasta la Catedral, contaminando de ruido y gases de forma lamentable y cómica, buena sería la idea de dotarlos de motor eléctrico. Por último, según la opinión de este lector, el problema circulatorio de Dalt Vila mejorará cuando la circulación a partir del Seminario sea de una sola dirección con salida al exterior entre la Catedral y el Castillo, lo cual se debería integrar en el plan de accesos definitivos al Parador. Mientras tanto, vigilancia y rigor para evitar caos y abusos. Vigilancia y rigor, por favor.