Herranz y Villalonga durante su actuación en Denia. | Jose Iglesias

Este sábado la cultura de Eivissa y Denia tendieron un puente muy importante gracias a la firma de un acuerdo que firmaron los respectivos concejales del ramo –Pep Tur y Rafa Carrió– en la sala Jauja de Baleària Port de la estación marítima de la ciudad alicantina.

Según explicó ayer Pep Tur al PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA «se trata de un acuerdo que permitirá una serie de intercambios culturales, como la presentación en ambas ciudades de las novedades literarias que se produzcan a un lado y otro del Mediterráneo, o la continuación del ciclo Un Mar de Paraules, gracias al cual escritores, músicos y poetas afincados en nuestra isla han podido participar en el Espai Cultural Es Polvorí de Dalt Vila».

Incluso, Tur aseguró que gracias a esta firma se está estudiando la creación por parte de los ayuntamientos de Eivissa y Denia y de la Fundació Baleària de un premio nacional de artes plásticas que será expuesto en distintos espacios culturales de Eivissa y la ciudad alicantina, o la puesta en marcha de una mesa redonda compuesta por distintos columnistas de medios de comunicación de ambas urbes.

En este sentido, el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Eivissa quiso también «agradecer públicamente» el interés de la Fundació Baleària puesto que, entre otras cosas, «ayudará a que los artistas de uno y otro lado puedan cubrir el trayecto y alojarse en cada uno de sus viajes de forma totalmente gratuita».

Primer acto común

El primero de estos actos comunes tuvo lugar esa misma tarde del sábado tras la firma del acuerdo de colaboración. Fue la presentación por parte del poeta y periodista Julio Herránz y el músico Adolfo Villalonga de su proyecto conjunto 20 Haikus. Sentencia de música acordada.

Tal y como explicó a este periódico el artista gaditano afincado desde hace muchos años en nuestra isla, «tras un viaje complicado en barco hasta Denia a causa del mal tiempo el esfuezo mereció la pena puesto que la presentación resultó todo un éxito».

No en vano, Herranz aseguró que sus poemas breves japoneses musicalizados con las tonadas preparadas por el director de la Banda Simfònica Ciutat d'Eivissa «consiguieron el objetivo con el que fueron concebidos: remover las conciencias de todos los que las escuchan». En este sentido, el autor de estos haikus inspirados en la naturaleza, «a raíz del terrible terremoto que asoló Japón hace cinco años», se mostró especialmente contento por «haber demostrado en Denia que en Eivissa somos capaces de hacer otro tipo de música que no es el de las discotecas».

Algo a lo que ayudó la ambientación de la sala Jauja de Baleària Port. Únicamente iluminada con las velas que se emplean para rendir homenaje a las víctimas de alguna tragedia o acto terrorista, Herranz fue recitando sus poemas cortos mientras sonaba la música de inspiración electrónica de Villalonga haciendo que todos los presentes se emocionaran. Y es que según algunos presentes en el recital, lo difícil fue no hacerlo al escuchar la voz templada y poética de Julio Herranz recitando reflexiones de claro caracter apocalíptico como... «un hombre, a veces, acelera la historia más que mil huestes».