Las actividades, centradas en la playa de Talamanca, se han llevado a cabo con la ayuda de siete voluntarios y 10 personas del equipo del programa. Han hecho kayak, buceo, y un sinfín de ejercicios terapéuticos en el mar, que dan la posibilidad a personas con discapacidades físicas o mentales, que no suelen ir a la playa, de acceder de una forma fácil y vigilada al mar.
Un balance muy positivo pero que necesita mejoras, según comentó el coordinador Pedro Cárceles, como rellenar la zona donde está la escuela de vela para que no quede encharcada cuando llueve, también pidieron una sobra fija para la temporada en la que resguardarse y una pasarela de madera para que las personas con problemas de movilidad puedan acceder a la playa, aunque el «objetivo principal», dijo Cárceles, es conseguir una barca de seguridad en condiciones.
Una cuestión que preocupa a los chicos de APNEF, según expresó su presidenta, Susi Fresneda, es la calidad del agua de Talamanca, «hay muchos chicos, los más pequeños, que no han participado este año porque sus padres temían por su salud debido a las continuas roturas del emisario», advirtió, a lo que Cárceles aseguró que este año la calidad del agua «ha estado más vigilada que nunca».
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