Dentro de la parroquia no había ni un asiento libre y la gente rebosaba por la puerta del templo. Las primeras filas fueron ocupadas por la autoridades políticas de la isla, como de costumbre, aunque se notó la ausencia del director insular de la Administración del Estado, Roger Sales, que apareció cuando la misa llegaba a su fin.
Tras la ceremonia salió la procesión con más de una docena de imágenes encabezadas por la de Sant Jordi sobre su caballo matando al dragón. Tras las imágenes desfiló el grupo folclórico de Sant Jordi de Ses Salines y las autoridades y políticos de la isla, entre ellos el presidente del Consell de Eivissa, Vicent Serra que acompañaba a la alcaldesa del municipio, Neus Marí.
El sol y el calor protagonizaron la jornada que atrajo a muchísima gente al pueblo. Tras la procesión, hubo el desfile de carros que dieron hasta tres pasadas alrededor del centro del pueblo. Hay que destacar la presencia de los caballos de la escuela de hípica Ibiza Horses que realizaron un largo camino para poder participar en el desfile de carros, tres horas a caballo desde la escuela de Es Cubells hasta Sant Jordi y tres más de regreso, todo un mérito para las jóvenes jinetes.
El ball pagés se hizo de rogar y hasta las 13,15 horas no empezó la exhibición del grupo folclórico de Sant Jordi de Ses Salines en la plaza principal del pueblo.
No faltaron tampoco las paraditas, algunas de ellas con libros y rosas, las orelletes y el flaó que ante tal cantidad de gente tardaron pocos minutos en desaparecer.
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