—Cualquiera que lea tu carta se emociona. ¿Cómo lo hiciste?
—Simplemente me puse en la piel de un militar, pensé en todo lo que pasan cuando están fuera de nuestro país y alejados de sus familias, y decidí escribir directamente con el corazón.
—Se ve que los admiras mucho. ¿Qué es lo que más te llama la atención de ellos?
—Su constancia. Son gente que nunca se rinden y que siempre van a un destino sin saber si volverán ver a sus seres queridos. No todo el mundo lo hace.
—Para escribir No estas solo, soldado, ¿te inspiraste en alguien?
—No. Nadie de mi entorno es militar, pero he leído mucho sobre ellos y creo que tienen un enorme valor. Además, desde que mi profesor Amadeu Arnau nos animó a participar revisé las cartas del año pasado para inspirarme.
—Veo que lees mucho. Desgraciadamente eso no es muy común a tu edad...
—A mi me encanta leer. Hay quien cree que si lees eres raro pero a mi me da igual. Es una de mis mayores pasiones y creo que cada vez va a más (risas).
—¿Por qué te gusta tanto?
—Es difícil de explicar. Tal vez sea porque me permite meterme en la piel de otros personajes o sentir situaciones que jamás viviré.
—¿Cómo empezaste en el mundo de la lectura?
—Mi madre dice que a los seis años ya leía de todo. Pero creo que se lo debo a mi familia, a mi padre y a mi madre, a algunos amigos que siempre me regalan libros y mi profesora de 6º de Primaria. Sin ellos, nunca me hubiera interesado la lectura.
—¿Con qué estás ahora?
—Siempre leo dos o tres libros a la vez. Me gusta mucho la ciencia ficción y la fantasía, sobre todo la trilogía de Divergente, de Verónica Roth. Y de los que tengo ahora destaco Hush Hush, una novela juvenil publicada en 2009 por Becca Fitzpatrick.
—Viendo el panorama. ¿Te gustaría ser escritora?
—Tal vez como hobby, no como profesional. En un futuro me gustaría ser médico y dedicarme a recorrer mundo para ayudar a los demás. Me encantaría trabajar en África.
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