La joyera reparó de ello hace apenas unos días cuando vió un reportaje sobre «Pendientes a lo grande» en una conocida revista. «Imaginate, casi me desmayo, pasaba un fin de semana en Madrid cuando vi en la publicación que dos de los modistos que más admiro habían escogido una creación nuestra como complemento para su desfile y aún hoy casi no me lo creo», explica con una gran sonrisa la propia Elisa Pomar.
Tras reponerse, fue «atando cabos». Domenico Dolce, uno de los dos socios de la marca, es un habitual de la tienda cuando visita Eivissa pero Stefano Gabbana nunca dió señales de vida. Sin embargo, este verano pasó por la tienda y «tras mostrarse amable, sencillo y cercano» decidió comprar parte de la colección de emprendadas ibicencas que forman parte del sello de la marca Pomar. «Nunca pensé que se las usaría en su desfile pero ahora creo que es una gran noticia para la tradición de Eivissa que una emprendada haya sido vista en todo el mundo gracias a estos modistos tan prestigiosos», asegura esta joyera que el año pasado consiguió el premio Dedal de Oro junto a otros cuatro diseñadores de Eivissa y el conseller de Industria y Comercio, Vicent Roig.
Por ello, Elisa Pomar asegura todo esto es un reconocimiento a su carrera y al trabajo que comenzó su padre, Pepín Pomar, también joyero. «Llevo desde los 18 años en una tienda, aprendiendo el oficio de mi padre, y ahora, gracias a una suma de esfuerzo, dedicación y pasión por mi trabajo, voy viendo como nuestra labor y la de todo mi equipo se ve recompensada».
En este sentido, Pomar asegura que el secreto es «no tener miedo a algo si realmente te gusta». «Siempre he sido una enamorada de la joyería ibicenca y por eso, hemos intentado evolucionar sin tocar el espíritu de los anillos y las emprendadas ibicencas», concluye sin perder la sonrisa.
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