El obispo pone la primera piedra de la ampliación de la iglesia de ses Païses

Vicente Juan Segura puso la primera piedra tras oficiar, a las 12,00 horas, una eucaristía en la capilla de la Sagrada Familia de ses Païses, una celebración preparatoria para la Navidad, y un momento especial para vivir festivamente la encarnación y nacimiento de Jesús. Al acabar la misa y la procesión, sobre las 13,00 horas, el obispo de Eivissa y Formentera puso la primera piedra de esta nueva construcción que supondrá una ampliación de la ya existente: «La zona de ses Païses ha crecido mucho en los últimos años y las dependencias eclesiásticas que hay se han quedado pequeñas», explicó el secretario del obispo que calcula que en el barrio viven unas 4.000 personas. Así, en breve esperan poder empezar las obras y tenerlas finalizadas en estas mismas fechas pero del año que viene e inaugurar las nuevas dependencias en época navideña.

Todo ello estuvo enmarcado dentro de las fiestas patronales en honor a la Sagrada Familia de los barrios de ses Païses y Can Bonet que se celebran en el último domingo de Adviento.

La bendición de Jesús

Pero el obispo tuvo ayer mucho más trabajo ya que previamente a la misa celebrada en la capilla de la Sagrada Familia, a las 10,30 horas Vicente Juan Segura empezaba a oficiar una misa en la catedral de Eivissa tras la cual bendijo las figuras del niño Jesús de los belenes de las familias de Eivissa y Formentera. La misa fue amenizada por el niños que conforman el coro de la Escolanía de la Catedral.

Esta bendición de nacimientos fue abierta y para todos los fieles que quisieron participar, de un modo especial niños y jóvenes, familias y particulares, con el fin de fomentar que en todos los hogares de la diócesis se coloquen belenes que anuncien la presencia de Jesús y que la bendición de su imagen se extienda a todos los hogares.

Esta iniciativa, se ha realizado por primera vez en la Catedral de Eivissa y, según el obispado, prolonga la tradicional bendición de los «Bambinelli» que realiza el Papa en Roma el tercer domingo de Adviento, ante la plaza de San Pedro, abarrotada de niños.