La firma Ibizaline que dirige Sergio Stizzoli afirma que «todavía se nota que el camino es duro. Seguir ya es importante. En esta feria no está la situación muy floreciente, pero marchamos». Trabajan desde hace ocho temporadas la colección de verano y desde hace un año se han animado a lanzar colección invernal. Su línea es pronto moda y explica que «desde el punto del riesgo, invertimos todo ahora sin saber si la ropa que hemos comprado, va a gustar a la gente. Si no, queda archivado en un depósito pero por ahora estamos con buena suerte». Stizzoli sostiene que la moda ibicenca es aceptada más en Eivissa que fuera de la isla: «Fuera gusta pero muy poca gente se anima a vestirse de moda ibicenca fuera del entorno ibicenco. Sí en las playas, pero en las ciudades es difícil imponerla por ser más conservadoras. Por ello, Madrid es un buen punto porque el cliente buscar ropa más urbana que adlib». Este fabricante lamenta que las ayudas se destinen en función de si se fabrican las prendas en la isla o no porque «no todos confeccionan en Eivissa y sí reciben ayudas». «Nosotros fabricamos en Italia y Asia, como casi todos, y desde Eivissa exportamos».
Bien diferente es la situación de la firma Noches de Ibiza según Eric&Jack que están orgullosos de la atracción que ejercen sus prendas entre las famosas españolas, francesas, alemanas, holandesas, italianas o mexicanas, entre otras nacionalidades: «Nuestra colección está confeccionada a mano y es un producto para clientas de lujo- señalan ambos- Lo que nosotros exponemos es de inspiración propia. No está basado en tendencias de otros mercados. Sólo inspiración especial que piden nuestras clientas». Alegría, fantasía y color a raudales son las características de sus prendas que «solo buscan llamar la atención».
Famosas como Ana Obregón, Paula Etxebarría o Esther Cañadas visten sus colecciones que cuestan entre 400 y 1.500 euros en adelante. «Son prendas sofisticadas, étnicas y coloridas para tallas entre la 38 y la 40. Modelos exclusivos bordados a mano con mezcla de algodón chifón y otros materiales de gama alta. Allá donde brille el sol, encaja nuestra colección», apuntan Eric&Jack.
La firma Charo Ruiz con más de veinticinco años en el mercado ha sufrido el azote de la crisis desde hace seis años hasta caer un 50%. «Este año este año por fin, después de cuatro años, estamos empezando a ver fluir nuevos clientes que hacía tiempo que no entraban. Nos hemos dado cuenta que sobre todo muchos locales que no se pueden alquilar, los propietarios viendo que no pueden alquilar los locales, deciden montar su propio negocio, cosa que antes para ellos les resulta muy fácil. Y se decantan por la moda. Quizás ahora se pueda apreciar un auge en la tendencia adlib, y por ello, se nota más movimiento. Yo venía con unas expectativas muy tristes y me he llevado una noticia para bien», afirma Paloma Recoder, comercial de la firma. De ahí que su estrategia de venta se centró en el mercado internacional: «Tenemos puntos de venta en Eivissa, pero nuestra principal fuente de ingresos es el mercado ruso. Las rusas son las clientas más fuertes y más potenciales. Ucrania, el segundo país, a pesar de la situación por la que están viviendo. Llevamos ocho o nueve años internacionalizando la marca, esto nos ha ayudado a equilibrar la bajada del mercado nacional». Entre sus perspectivas está dar el salto al Caribe y en términos de facturación, aumentar como mínimo un 10%.
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