Todo indica que el Ayuntamiento de Eivissa ha dado los primeros pasos para intentar recuperar el barrio de Sa Penya e integrarlo nuevamente en nuestra comunidad insular. Son demasiados años de abandono municipal, y también de otras muchas instituciones, de manera que el problema es muy grave y está enquistado. Es decir, aquí ya no valen las medias tintas, sino que se ha de actuar para que la normalidad vuelva al barrio cuanto antes. Para los que no están bien enterados de lo que se cuece en el antiguo barrio de pescadores y marineros, les recomiendo la lectura de dos páginas publicadas el pasado jueves en nuestro Periódico de Ibiza y Formentera sobre "Sa Penya, mucha patrulla por hacer". La situación real se da con todo lujo de detalles. Más claro, agua.

La cuestión es que la nueva alcaldesa, Virginia Marí ‘Busquets', decidió la semana pasada la reapertura del Retén Municipal ubicado en la calle Floridablanca, al que han destinado dos o tres agentes policiales en horarios de mañana y tarde. Al mismo tiempo, hay que anotar otro agente que ya patrulla el barrio y sabe muy bien de qué va la cosa. Es decir, el Ayuntamiento de Eivissa tiene muy buena información. Y dicho sea de paso, les digo que fui hace pocos días a pagar tasas municipales en las oficinas del CETIS y pregunté a un conocido Policía Local allí presente, que por qué teniendo una plantilla de 128 agentes hay tan pocos policías visibles en las calles. La respuesta fue que hay una especie de pacto, desde hace años, y que afecta a las edades de los agentes, así que la gran mayoría de ellos están destinados a trabajos burocráticos. Sinceramente, y teniendo en cuenta que "no sólo de Sa Penya vive el hombre", alguien debería informar a la alcaldesa de qué va el tema, para que se pueda poner orden.

Y claro, al no haber suficientes agentes policiales para vigilar todas las calles del barrio "okupado", a lo mejor se podrían instalar cámaras de vigilancia a prueba de vandalismo en los accesos a Sa Penya, siete si mal no recuerdo, y también en las calles más conflictivas. Lo que no se puede permitir, en ningún caso, es que un histórico y pequeño barrio de la milenaria ciudad de Eivissa se haya convertido en una especie de gueto para indeseables y antisistema, y centro de distribución de sustancias estupefacientes.

Y muy cerquita de Sa Penya, como me recuerda Cecilia Galbis, presidenta de la "Asociación de Vecinos Sa Riba", hay que controlar el ruido del puerto, la música electrónica impuesta, los horarios, la ocupación, los ‘preparties', las actuaciones en la calle de los propios bares, la ausencia de espacio público y la tala de árboles. Se refiere, claro, a la eliminación pura y dura de todos y cada uno de los árboles que daban buena sombra en la plaza Antoni Riquer… y que todavía no han sido repuestos. ¿A qué deben esperar? ¿O es que en el Ayuntamiento de Eivissa están contra lo verde y los pajaritos? Sinceramente, el Ayuntamiento ha de hacer respetar y cumplir todas ordenanzas, incluyendo la que prohíbe que los altavoces estén encarados hacia la calle molestando a la gente.