Puntuales, Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron al puerto de Vila a las seis y media de la tarde, donde una multitud ya estaba aguardando a Sus Majestades, que fueron recibidos por la alcaldesa de la ciudad, Pilar Marí, y la teniente de alcalde, Lina Sansano.
Aunque unos pajes formaron un pasillo con antorchas para flanquear su paso, los reyes prefierieron acercarse a los niños que allí se encontraban y que no podían ocultar la excitación que les provocaba su encuentro con con ellos, llámadoles a gritos por sus nombres para que se acercaran y poder darles la mano o chocar las palmas, mientras una infinidad de cámaras y teléfonos móviles inmortalizaban el momento.
La cabalgata se puso en movimiento en la avenida de Santa Eulària y, con ella, las cuatrocientas personas que formaban la comitiva de cinco carrozas, en la que participaban Centro de Danza, Passion Dance, Banana Dance Studio, el grupo de teatro de Maruxa Martos, Paso a Paso, el colegio de Sa Real y el Club de Gimnasia Rítmica Tanit. Al frente, un caballo de doma con un paje hacía las delicias de todos los que llenaban las calles.
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