Concentración ante el Parlament por la aprobación de la Llei de Símbols. | Joan Torres

El vicepresidente del Govern y conseller de Presidència, Antonio Gómez, avivó ayer un fuego político en el Parlament que, a la larga, puede afectarle directamente y trastocar su aparente papel de figura clave del Ejecutivo. Llamó «tránsfuga» y «ladrón de voluntades» al exdiputado de su partido Antoni Pastor, ahora en el PI, y puso en peligro los tímidos canales de aproximación que el president Bauzá ha decidido abrir con el actual partido del también alcalde de Manacor.

Después del pleno, el president Bauzá pidió disculpas a Pastor. Le dijo que no sabía que Gómez iba a responder así y, según el relato del diputado y otros testigos presenciales, afirmó que esa forma de actuar no iba con él. Gómez, en una conversación posterior con este diario, dijo que no se sentía desautorizado y que no había pensado en dimitir.

Fue el colofón de un tenso pleno -el último del actual periodo de sesiones- en que el PP, únicamente con sus votos (y la ausencia de toda la oposición, que abandonó el salón de sesiones para «no participar en este golpe a la democracia», según la socialista Armengol) sacó adelante la polémica Llei de Símbols, que impide colocar lazos y otros distintivos que no sean la bandera autonómica, y que PSIB y Més presentan como «una ley mordaza» que devuelve la política a los tiempos del franquismo e instaura «la censura previa».

Muestrario de símbolos

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El pleno fue, desde el primer momento, uno de los más tensos que se han celebrado en este periodo de sesiones. La oposición, ante la imposibilidad física de introducir banderas de tela en la sesión (la presidenta les pidió que no lo hicieran), se las ingenió para convertir el debate en un muestrario de símbolos, banderas de cartón y de gestos. Un diputado, Nel Martí (Més), subió a la tribunal y estuvo casi tres minutos en silencio y exhibiendo un cartel. Dijo que con el silencio también se puede protestar y llamó a la «resistencia».

Pero el gran alboroto llegó con Antoni Pastor. Aunque sea diputado no adscrito y el reglamento no le permite presentar iniciativas, sí puede defender enmiendas a leyes de otros. Y eso hizo. Presentó al president Bauzá «como un Don Quijote que lucha contra molinos imaginarios» que en un momento dado dice «Sancho, hazme una ley». Gómez saltó como un resorte. Aunque no le citó, se dio por aludido ya que la Llei de Símbols sale de su conselleria y suele ser presentado como ‘la voz' de Bauzá. Como el president es más alto que el vicepresidente, no dudó que se refería a él. Pastor, de una manera algo confusa, pareció responsabilizar a Gómez (le dijo «algún día tendrá que explicarlo») de un registro policial en que se vinculó al Consistorio de Manacor con un episodio de corrupción.

Gómez le afeó el tono de su intervención. Le recordó que no hace mucho estaba en el PP, le llamó «tránsfuga» y «ladrón de voluntades» y añadió que si sigue con el escaño es «por intereses mercantilistas». Pastor aún pudo intervenir otra vez, aludió a rasgos físicos del conseller y afirmó que si algún día el PI tiene ocasión de definir una nueva mayoría, «no pactará con personas y personajes» él.

La Llei de Símbols aprobada ayer impide colocar símbolos como los lazos cuatribarrados y hasta prevé sanciones. Desde el PP, tanto Miquel Jerez como Fernando Rubio, negaron que eso fuera contra la libertad de expresión. Previamente al debate sobre esta ley, se debatieron dos propuestas del PSIB y Més para solicitar un nuevo informe al Consell Consultiu. Estos partidos, en sintonía con un primer dictamen del órgano consultivo, entienden que la norma es inconstitucional. Durante la votación final sólo estaba el PP. El resto de diputados y diputadas se ausentaron.