Es habitual que el paso inferior de Puig d’en Valls se inunde con las lluvias.

Pasan los años y cambian los gobiernos, pero el Govern balear sigue sin atender las peticiones del Consell respecto a cuestiones que quedaron inacabadas cuando se abrieron al público las autovías, hace ya cinco años. Esta misma semana el Ejecutivo autonómico ha encargado a la empresa Tragsa la construcción de una balsa para desaguar las pluviales de la carretera del aeropuerto, que se inunda cada vez que hay lluvias fuertes. Una obra que lleva muchos años de retraso y que no estará acabada por lo menos hasta mediados o finales de 2013.

Pero parece que esto es para lo único que hay presupuesto, en concreto 2,3 millones. Poco se sabe de otras reclamaciones, como por ejemplo la petición de instalar semáforos para prevenir problemas si se inunda el paso subterráneo de Puig d’en Valls.

Tampoco hay noticia de otra reivindicación del Consell como es la construcción de un paso elevado para cruzar en sa Blanca Dona, una petición de los padres y vecinos de la zona por la peligrosidad que existe ahora mismo para los peatones en la rotonda.

Defectos de obra

Desde la institución insular explican que han reclamado más cosas al Ejecutivo balear, por ejemplo que se arreglen una serie de defectos de obra que existen tanto en el segundo cinturón de ronda como en otras obras viarias que hizo el Govern, como son la carretera de Sant Josep y la variante de Santa Eulària. Todas ellas todavía no se han recepcionado por parte del Consell porque se considera que tienen defectos que son «atribuibles a la construcción». Básicamente son problemas del firme, del drenaje y de la señalización. Según explican desde la institución insular, se pretende que el Govern lo arregle directamente o reconozca los defectos y se comprometa a dar financiación para que el Consell recepcione las obras y se haga cargo.

En el caso del paso subterráneo de Puig d’en Valls, existen problemas de drenaje. El Consell ha redactado un proyecto para evitar, al menos de forma provisional, los riesgos que comporta esta situación. Y esto, pese a que la vía todavía es titularidad del Govern y se considera un defecto de obras.

En concreto, el proyecto consiste en la instalación de dos semáforos, uno a cada lado del paso inferior. Estos semáforos estarían siempre apagados y solo se activarían cuando el agua acumulada, en caso de lluvias torrenciales, llegara a un nivel determinado, de forma que se impidiera entrar a los coches.

«Se ha constatado en algunas inundaciones que, en caso de lluvias, las bombas para evacuar el agua no son suficientes. En este caso, gracias a un sistema de boyas se activa automáticamente un aviso a los servicios de emergencia», relatan desde el Consell.

Pese a ello, han observado que en algunos casos el agua es muy rápida y ha habido coches atrapados en una inundación en menos de cuatro minutos, con todo el peligro que ello comporta. En este caso los servicios de emergencias no tienen ni tiempo de llegar para cerrar el paso subterráneo. Con la solución propuesta por el Consell, al llegar a un determinado nivel que haga prever una inundación se activarán dos luces en rojo en los semáforos para que sean más visibles y así los vehículos tendrán que pararse y rectificar su trayectoria evitando el túnel.

El Consell ha enviado el proyecto al Govern para que corra con los gastos, al tratarse de un defecto de obra. Se calcula que puede costar alrededor de 16.000 euros.