Alexandra Stefan, rumana de 22 años, muestra la carta de despido a las afueras del hotel Club Vista Bahía.

La Unión General de Trabajadores (UGT) denunció ayer ante los medios de comunicación que el hotel Club Vista Bahía, de la empresa mallorquina D-Hotels y ubicado en Portinatx, «explota» a quince jóvenes de Europa del Este, que llegaron a la Isla en abril con contratos en prácticas que establecen 54 horas semanales de trabajo por 400 euros al mes. Según el sindicato, estos contratos «vulneran totalmente la normativa», debido a que el convenio de hostelería de Balears cifra el salario mínimo en 1.200 euros para 40 horas semanales de trabajo.

«El convenio no distingue entre nacionalidad ni sexo», advirtió ayer Fernando Fernández, secretario general de la federación de Comercio y Hostelería de UGT, que denunció que con estos contratos de prácticas «la empresa lo que hace es enmascarar a un trabajador», sobre todo, porque curiosamente «ninguno de los chicos viene de ninguna universidad ni de ninguna escuela de hostelería».

Los trabajadores son quince jóvenes de entre 21 y 26 años procedentes de Bulgaria, Rumanía, Hungría y República Checa que llegaron a través de una agencia de Praga de nombre S.W.S Group S.R.O, tras un primer contacto con agencias en sus países. Todo un periplo que para los sindicatos es sospechoso porque no descartan que tenga «relación» con el caso del Grupo Playa Sol (GPS). «Esto prácticamente es el segundo Ferrer. Si recordáis, traía rumanos y polacos por un salario miserable e indigno. No nos gustaría que se volvieran a repetir los casos de Fernando Ferrer, que traía aviones llenos de trabajadores por 300 euros», señaló Fernández.

UGT ya denunció esta situación ante la Inspección de Trabajo hace diez días, pero aún no se ha producido «ninguna actuación». El sindicato también estudia acudir a la Justicia.

Fernández y otros representantes de UGT se presentaron ayer en el establecimiento hotelero para exigir a sus responsables que «actualicen los salarios de los trabajadores, porque además se niegan a pagarles lo que les corresponde», así como también para pedir que les otorguen «la categoría que tienen con el contrato que corresponda, y que se les abone la indemnización por despido si están dispuestos a despedirlos». Sin embargo, no fueron recibidos.

Cabe destacar que después de denunciar esta situación ante el sindicato, tres de los trabajadores fueron despedidos con un escrito de cuatro líneas, firmado unilateralmente por el responsable del hotel, que les acusa de «indisciplina» y «problemas con sus supervisores inmediatos».

Vinieron «engañados»

Éste es el caso de Alexandra Stefan, una joven rumana de 22 años, que al igual que muchos de sus compañeros, es el segundo año que viene a trabajar a este hotel porque el verano pasado [trabajaba 40 horas] le prometieron que si volvía tendría un contrato «normal». «Gastamos todo nuestro dinero en el billete de avión y cuando llegamos nos dice que solamente con contrato de práctica o nos teníamos que volver a Rumania», destacó, sin olvidar detalles como que cuando llegó en abril estaba el hotel cerrado y junto a sus compañeros estuvo dos días sin tener donde alojarse y sin comida, o como que trabaja «nueve horas al día» en cualquiera de las áreas del hotel y también «horas suplementarias» que no aún no ha cobrado. «Estamos como los esclavos, trabajando más que todos y bajo amenazas», aseguró.

Por su parte, Debos Raúl Ciprian, rumano de 26 años, denunció que fue agredido por el director del hotel, Alejandro Santana Fernández, cuando, al despedirlo, quiso obligarle a abandonar la habitación sin pagarle. «Me pegó, agarró de la ropa, golpeó la puerta y la mesa, todo», explicó Debos, quien señaló que este año volvieron a trabajar al hotel «engañados».

Desde UGT aseguraron que por la tarde continuaron los despidos.