Emilio Duró durante la rueda de prensa previa a su conferencia.

Emilio Duró, licenciado en Ciencias Económicas por la UAB, magíster en Administración de Empresas por ESADE y desde hace más de 20 años consultor, formador y asesor empresarial asegura que no es nadie para dar consejos, pero lo cierto es que se ha convertido en una de las personas más importantes en el mundo empresarial. Directivo de empresas nacionales e internacionales, su amplia experiencia le llevó a ser el invitado que inauguró ayer las primeras jornadas de comercio, organizadas por el Ayuntamiento de Santa Eulària en colaboración con Pimeef, para transmitir un mensaje de positivismo e imaginación para afrontar y superar la crisis económica, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas. Bajo el título La gestión de la ilusión y el optimismo en épocas de cambio, Duró aseguró, entre otras muchas cosas, que la actitud ante la vida es fundamental. «O hacemos algo para intentar modificar los acontecimientos o nos quedamos todos en casa llorando, que no nos va a servir para nada», explicó minutos antes de la conferencia.

—¿Cómo se puede gestionar la ilusión y el optimismo cuando diariamente hay noticias negativas?

—La situación no es tan mala. Objetivamente estamos mejor que nunca porque estamos mucho mejor que nuestros padres y abuelos. Nuestros hijos viven mejor; tenemos más medios, más recursos. Sin embargo, sí que es cierto que hay una serie de tensiones que provocarán cambios en las formas de vivir, pero los cambios han existido siempre. Todo cambia constantemente: nos hacemos mayores, cambian nuestras perspectivas de vida. Ante una situación de crisis como la que estamos viviendo hay dos alternativas. La primera es tener una visión más pesimista, mirando hacia el pasado para buscar culpables. La segunda es intentar ser más positivos para modificar lo que tenemos y salir adelante. No es que yo sea positivo o negativo. Lo que creo es que vivimos en el mejor de los mundos y al final los que triunfan en la vida son los que tienen una visión más entusiasta.

—Entonces, ¿el éxito viene determinado por la actitud?

—El ser humano tiene tres grandes aspectos en su vida, bueno cuatro, pero el espiritual no lo toco. El primero es el aspecto físico que es la salud; el cuerpo y como tú te sientas influye mucho en tu calidad de vida y en tus fuerzas. Después está la parte más actitudinal, el como afrontas tú la vida; si eres una persona alegre, triste responsable u honesta. Y, por último, está toda la parte de conocimientos, que han sido básicos. Durante mucho tiempo las universidades nos hemos centrado en la parte de conocimientos y hemos dejado de lado la parte más actitudinal. Esto ha sido los últimos años porque antes quien tuviera estudios tenía el futuro asegurado. Ahora la situación ha cambiado porque casi todos tenemos estudios y casi todos tenemos acceso a la información. Tenemos todos acceso a muchísimos conocimientos. Lo que creo que va a marcar la mayoría de los trabajos es la actitud porque pienso que el éxito viene más por la forma de afrontar la vida que por los conocimientos que tienes. Por primera vez estamos empezando a preocuparnos por otros aspectos, como el físico o el actitudinal.

—¿Qué le diría a un joven emprendedor que tiene una idea de negocio, pero a la vez siente miedo e incertidumbre por la época que estamos viviendo?

—Miedo tenemos siempre ante lo desconocido. Siempre hay miedo al cambio. Frente a la creación de una nueva empresa, el miedo va a estar ahí. Las dudas siempre van a estar porque una persona que no dude, mal vamos. A mí siempre me han dado miedo las personas que lo tienen todo claro. El primer aspecto es que tienes que hacer algo que te apasione, algo con lo que pienses 'si esto sale, me ayudará a ser feliz'. Una vez has encontrado lo que tú amas tienes que tener una serie de técnicas porque no vale con tener una ilusión porque tienes que estudiarla detenidamente. Siempre digo a la gente que se busque empresas similares y que pregunten cómo lo han hecho. Aunque he de decir que siempre hay que tener límite: tengo una idea y la defiendo y lucho durante cuatro años, pero si en ese tiempo no ha salido voy a ser capaz de replanterármela. Y, por último, es importante tener una base económica que te permita sobrevivir porque muchas veces te metes en algo y no valoras suficientemente los costes. Por tanto tenemos que ser realistas aunque tengamos ilusión.

—Y por último, ¿qué le diría a un empresario que se está planteando cerrar su empresa en estos momentos?

—El 99% de la población no trabaja en su negocio y vive. Hemos de ser realistas y hay veces que tenemos que tomar decisiones: ni los negocios duran siempre ni la vida. Es difícil haber creado una empresa en los años 70 y en el año 2012 con los mismos esquemas funcione igual. Yo siempre he dicho que todo tiene que ser con ilusión y positivismo, pero siendo realistas. Las empresas tenemos que hacer dos cosas que no hemos hecho: la incorporación de la mujer porque sois más listas y, segundo, apostar por la gente joven. La tasa de paro juvenil es tan alta porque hay muchísimas personas de mi edad que tenemos puestos fijos que no queremos salir de la empresa. Si las empresas tuvieran libertad de elección cogerían a gente joven, lo que pasa es que somos nosotros los que no queremos salir. Hay que apostar por la gente joven. Creo que hace falta un cambio brutal en la forma de ver la vida.