Los trabajos para realizar la cimentación del nuevo colegio de sa Bodega, en la calle Murcia, han dejado al descubierto unos restos de una villa romana y varios enterramientos y sitjes (depósitos de grano) que se integrarán en el proyecto para levantar el nuevo centro educativo de forma que sean visibles.
El proyecto de edificación del colegio, ya con la propuesta de integración, ha sido presentado al Consell. Ahora la comisión de patrimonio, Ciotupha, tendrá que decidir al respecto antes de poder retomar las obras.
Así lo informó ayer el Ayuntamiento de Vila, que señaló que la forma de conservación de estos elementos se ha determinado de común acuerdo con la Conselleria d'Educació, promotora del proyecto.
La zona más destacable es el hipocausto (galerías subterráneas para calentar una vivienda o terma) y su entorno, que se encuentra bajo el vestíbulo y el porche de entrada del centro.
Unos cristales de seguridad delimitarán el recinto, de 111 metros cuadrados, y se instalará una barandilla. Este sistema permitirá que los restos queden visibles y que reciban luz natural.
En la zona bajo el gimnasio, que tiene unos 255 metros cuadrados útiles, han aparecido diferentes entierros, silos y un pozo. El pavimento del gimnasio se encuentra elevado unos 1,80 metros sobre el nivel de la acera y de los pavimentos laterales, por lo que se podrán habilitar unos ventanales para su iluminación.
«Los restos podrán visualizarse desde el exterior y podrían ser visitables eventualmente», señaló el Ayuntamiento.
Con respecto a la zona central del yacimiento, ésta se conservará pero no será visitable desde el exterior y la su acceso quedará restringido a los servicios de mantenimiento o a los especialistas.
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