-¿En qué momento se encuentra el proyecto de la ampliación del puerto?
-Estamos esperando el informe de la misión evaluadora de Unesco. La obra está adjudicada y los trabajos preparatorios se iniciarán en breve por lo que estamos en condiciones de iniciar las labores en cualquier momento. Hemos perdido unas semanas de momento, pero con la esperanza de que antes de final de año podamos tener alguna noticia.
-¿Es sólo una esperanza o han recibido indicaciones de que en lo que queda de año tendrán información?
-Creo que sí que tendremos alguna comunicación antes de enero, aunque el encargo que hizo el Comité de Patrimonio en Sevilla a la dirección del Centro de Patrimonio tendrá que comunicarse en la próxima reunión del Comité en Brasilia, pero eso no significa que no podamos conocer con antelación el informe y sacar nuestras conclusiones.
-Aunque se reciba esa información en breve, ¿habría que esperar a que Unesco dé por zanjado el expediente en su reunión de julio?
-Depende de lo que diga el informe, pero no tiene por qué ser necesario.
-Si las recomendaciones se retrasaran o hubiera que modificar el proyecto, ¿supondría alguna pérdida irreparable?
-En este momento podemos asumir el retraso. Ahora vamos a iniciar estos trabajos previos, que necesitarán unas semanas, por lo tanto, de momento, no estamos sufriendo una demora. A partir de ahí, sí sería perjudicial, no tanto para la Autoritat Portuària de Balears (APB) como por Eivissa. Sería tiempo perdido para disfrutar de unas instalaciones tan necesarias. El tiempo que perdamos no va a poder recuperarse durante la obra, que va a durar 24 meses.
-Si el retraso motivara que el inicio de las obras coincidiera con el inicio de la temporada turística, ¿habría que esperar al final del verano para empezar?
-Habrá que valorarlo en el momento oportuno porque la obra se inicia siempre por un dragado, la tarea más delicada que exige calma en el mar y en los vientos. Pero no vamos a hacer suposiciones pesimistas, vamos a esperar al informe y ver si afecta al calendario.
-¿Qué sensaciones le dejó la visita de Unesco? ¿Qué impresiones cree que se llevó la delegación?
-Creo que se llevó una información total, se pudo poner la escala del problema en su lugar. Mi sensación es que les dimos todas las explicaciones y que éstas son positivas pero ellos son los que tienen que escribir el informe, entre tres personas. No percibí que hubieran detectado una intención de dañar al Patrimonio de la Humanidad. Tampoco ellos están por impedir el normal desarrollo de las colectividades en que están los lugares Patrimonio. No quieren convertir en museos las infraestructuras, son conscientes de que hace falta adecuadas infraestructuras a los tiempos en que vivimos y, a la vez, fueron muy receptivos de que va a suponer una gran mejora a lo que está protegido. Se han hecho una idea exacta del problema que tenemos durante la larga temporada turística veraniega, y que esto no se puede defender desde el punto de vista del Patrimonio y que, desde el punto de vista social, es intolerable.
-En previsión de que el informe final reclame algunos cambios, ¿existe un 'plan B' con elementos retocados?
-No, ya lo hicimos. Ya redujimos la superficie en 10.000 metros cuadrados, rebajamos el consumo de piedra de las canteras de la Isla y habíamos incorporado soluciones constructivas caras pero más blandas medioambientalmente, como es la construcción de los pantalanes sobre pilotes y no macizos. Hay una serie de cuestiones en que ya hemos llegado al límite.
Hemos dejado claro, aunque a veces parece que no llega el mensaje, que para nada se afecta a ses Feixes de Talamanca, que no pretendemos hacer ningún túnel en s'Illa Plana, que la avenida 8 d'Agost tiene capacidad sobrada para absorber el tráfico portuario y que éste va a ser de una calidad de circulación muy superior a la que actualmente se tiene en la avenida Santa Eulària. Todo esto está clarificado de antemano, de forma que ya hemos hecho todas las concesiones razonables para que el proyecto de ampliación del puerto no pierda su esencia, su razón de ser.
-Pero, en caso de una posible afección a la posidonia, ¿no se podría alejar el punto de vertido de los lodos para zanjar esa parte del problema?
-No creo. Este punto está bien situado, está muy justificado por temas de corrientes, profundidad, vida marina. No tiene afección, está comprobado, precisamente con los resultados de los vertidos de 2001, cuando la excavación de la cimentación del dique de es Botafoc. Los estudios dicen que su impacto sobre el fondo marino es muy leve.
No me parecería razonable, aunque todo será observado con el máximo interés y respeto, que sea una comisión de la Unesco la responsable de decidir las coordenadas del punto de vertido una vez que está demostrado que no afecta al Patrimonio de la Humanidad.
-¿Qué le parece la polémica que se ha montado alrededor del puerto en Eivissa?
-Absolutamente exagerada y fuera de lugar. Sobre todo, exagerada. Además, con una insistencia, muchas veces, en ideas, conceptos y magnitudes que ya están superadas. Se continúan dando unos tamaños, una cantidad de vertidos que son anteriores a las modificaciones que se han hecho para lograr un acuerdo entre todas las administraciones y reducir, dentro de lo posible, el impacto. Que está minimizado desde el momento en que el Ministerio de Medio Ambiente, totalmente independiente de la APB, ha establecido en la Declaración de Impacto Ambiental las condiciones por las que estas obras son asumibles desde el punto de vista ecológico.
-¿Sienten que han sido manipulados para abrir una guerra entre colectivos, entre formaciones políticas, cogiendo este proyecto por bandera para hacer una demostración de fuerza?
-No me siento herido ni perjudicado, a pesar de que se han dicho palabras muy gruesas. Comprendo que todas las obras marítimas son muy conflictivas medioambientalmente y los grupos ecologistas se oponen rotundamente a ellas. Pero más bien diría que, a veces, me he sentido un poco sólo sabiendo que la mayoría de la población, de los partidos políticos y de las entidades ciudadanas están a favor de esta obra. Sin embargo, ha dado la impresión de que realmente son los grupos ecologistas que se manifiestan, que representan una opinión muy minoritaria, los que tienen la mayoría en esta sociedad.
El viernes, le pedí al Consejo de Navegación que ellos, que en las reuniones siempre han apoyado el proyecto, que siempre han mostrado claramente que esta es la única alternativa posible, que también acudan a la opinión pública para expresarlo. Que no se queden tan callados.
-¿Le duele especialmente la actitud de algún partido o de alguna figura política?
-Llevo muchos años en política y tampoco personalizo tanto las cuestiones. Cada uno hace su papel. Me gustaría que cada uno lo hiciera con un poco más de autenticidad, de rigor, de ecuanimidad o, cuando menos, de veracidad en la utilización de los datos; pero en cualquier caso me consta que es imposible que una obra portuaria tenga el cien por cien del apoyo de la opinión pública. Estoy convencido de que defiendo una obra que, cuando esté construida, pasará como con el dique de es Botafoc, que una vez hecho no se sabe ya quién estaba en contra, porque ya nadie se identifica como opositor a una obra que tuvo el mismo revuelo que ahora. La obra que proponemos va a dar servicio directo al ciudadano, al que le va a dar calidad para viajar. Además, lo hará al más modesto, al menos pudiente, que es el que viaja en barco y no lo hace con su coche. Este es el que está sufriendo principalmente la situación actual.
-Ha dicho que no se siente herido, pero ha habido momentos en que las críticas no eran tanto hacia la APB como hacia su presidente, acusándole de prepotencia.
-No me veo representado por esta imagen. Defiendo un proyecto y una actuación que creo necesaria y que tiene un aval político y social muy amplio. El que se propasa en sus calificativos es el que debe hacer autocrítica y decidir si estos términos son los correctos para la convivencia democrática y para la formación de la opinión pública.
-Con todo lo que ha ocurrido alrededor de la ampliación, ¿será más un proyecto basado en criterios económicos, sociales o políticos? ¿Se está desvirtuando?
-No se desvirtúa en absoluto. La idea es el servicio público, ahí no hay negocio. La APB es un ente público. Genera recursos y los usa para mejorar las instalaciones que gestiona que requieren grandes inversiones. Incluso, no va a representar una generación importante de recursos. La obra es necesaria pero es muy difícil de amortizar, no supone unos incrementos de tráfico pro si misma. Puede que haya algún incremento de cruceros turísticos, pero eso en términos económicos portuarios. Si se tuviese que pensar la obra en términos estrictamente económicos, seguramente no se haría.
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-Respecto al Club Náutico, usted apuntó el viernes que es una cuestión jurídica, no política.
-Así lo veo yo, aunque eso no quiere decir que no se haya politizado mucho a través de las instituciones a la que se han llevado las mociones o proposiciones; pero quienes tienen que adoptar la decisión o informar esta propuesta lo van a hacer desde un punto de vista jurídico y, por tanto, habrá que respetar la ley. La norma puede tener alguna interpretación a veces, pero otras es unívoca. Tampoco se puede coger artículos y, de forma torticera, darles la vuelta para digan lo contrario de lo que quieren decir. Desde la APB estoy de acuerdo de que el tipo de actividad social náutica que se hace desde el Club Náutico de Ibiza tiene que seguir. Tiene que continuar, tiene que tener una importante inversión porque las instalaciones están muy deterioradas. No propugno sustituir el CNI por una marina de mega yates o buques de gran lujo que sólo estén aquí en julio o agosto. Creo que ahí está bien lo que está: embarcaciones de base, de eslora moderada o pequeña y, por tanto, para un nivel social medio o bajo de la náutica, que tampoco es que esta actividad sea cosa de pobres. Se debe valorar muy favorablemente toda la actuación de escuela de vela, de regatas que se hacen. Con todos estos elementos habrá que ver si esto es posible mediante una adjudicación directa, sin concurso, al actual concesionario o si eso no es posible.
Si no lo es, en cualquier caso el CNI podrá concurrir en muy buenas condiciones a un concurso que tenga por objeto la náutica social, la formación, la promoción de la náutica deportiva, la escuela de vela. Tenemos tiempo, no vamos tan apurados.
-¿Quiere decir que la ampliación automática por 20 años tiene pocas posibilidades de salir adelante pero que, en cambio, a través de un concurso sí que la náutica social podría ser un factor determinante? ¿Es correcta esta interpretación?
-Es bastante correcta. La ley vigente dice de forma taxativa que las instalaciones se adjudicarán por concurso. Es muy difícil saltarse una norma de este tipo sin incumplir la legalidad.
-Antes se ha referido a una adjudicación directa. ¿Cabe esta posibilidad?
-No, no existe. Está el artículo excepcional del interés estratégico relevante. Esta sería la única posibilidad pero que no nos viene avalada por nuestros juristas. Ojo, por los nuestros, los del CNI sí, pero los nuestros, de momento, no. Aunque no quiero dar la última palabra.
-Desde el CNI se dice que no había problema de aplicarles el interés general porque ya se había hecho en una docena de casos.
-No es así. Los informes que tenemos y que se están elaborando no nos dan esta argumentación. Hay muchas instalaciones que sus decisiones son anteriores al año 2003 que es cuando queda remachado (en la ley) este punto. De todas formas, ya tenemos bastante con hacer nuestras cosas bien como para investigar quién lo ha hecho mal en otros lados.
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